La palabra esclavitud cerca de la palabra niño nos estremece. Aunque parezca increíble aún hoy, en pleno siglo XXI, según datos provistos por UNICEF uno de cada seis niños se ve obligado a trabajar, y los menores de 18 años representan entre el 40% y el 50% de los trabajadores. Una vergüenza para la humanidad. ¿En qué estamos fallando como sociedad? Pues en mucho. Mientras día tras día en muchos países infancias son arrebatadas a cambio de trabajo esclavo, los líderes mundiales miran para otro lado. Estos niños se encuentran asumiendo trabajos ilegales, peligrosos y degradantes. La esclavitud infantil continúa afectando a la población más vulnerable y desprotegida.
Hoy es un día que nos invita a reflexionar para ponerle fin de una vez por todas a esta terrible violación de derechos humanos. La elección de la fecha se remonta al 16 de abril de 1996. En aquel entonces, un niño de 12 años llamado Iqbal Masih fue asesinado en Pakistán. Se responsabiliza del hecho a las mafias del negocio de las alfombras. Iqbal pasó la mayor parte de su vida trabajando en estas fábricas, en condiciones de esclavitud. Con tan solo 10 años se había unido a un grupo de activistas contra la explotación infantil. La acción de Iqbal ayudó a muchos niños y niñas que se encontraban en su misma situación de vulnerabilidad, pero en 1996 fue asesinado y por la causa por la que luchó durante su vida.
Según la OIT, se entiende por trabajo infantil aquel que priva a los niños (cualquier persona menor de 18 años) de su infancia, su potencial y su dignidad, y que es perjudicial para su desarrollo físico y/o mental. Lamentablemente por más inverosímil que parezca las cifras mundiales de esclavitud infantil son muy altas. Ver menores de edad trabajando en las calles al frente de organizaciones clandestinas que toman su infancia y la convierten en una mercancía es muy frecuente en cualquier lugar del mundo y es hora de que esto acabe.
UNICEF afirma que más de 400 millones de niños y niñas en todo el mundo son sometidos al trabajo infantil. Particularmente en América Latina y el Caribe, un 16% de los niños y niñas de la región trabajan. Las cifras son aún peores en Asia y el Pacífico (19%) y en África (29%). Estos niños y niñas son esclavizados en trabajos denigrantes, que a su vez los exponen a peligros para su salud, crecimiento y desarrollo.
La ong Save The Children define siete formas de explotación infantil:
Este año 2021 ha sido declarado por la Asamblea de las Naciones Unidas como el Año Internacional para la erradicación del Trabajo Infantil. Es por esto que se insta a los Estados Miembros a “adoptar medidas inmediatas y eficaces para erradicar el trabajo forzoso, poner fin a las formas contemporáneas de esclavitud y la trata de personas y asegurar la prohibición y eliminación de las peores formas de trabajo infantil, incluidos el reclutamiento y la utilización de niños soldados, y, de aquí a 2025, poner fin al trabajo infantil en todas sus formas”.
Entre tantas otras trágicas consecuencias, la pandemia ha agravado el trabajo infantil en el mundo entero a causa de que se han agravado la pobreza y la desigualdad. El acceso limitado a oportunidades de trabajo decente para las personas en edad legal de trabajar, la marginación social, la discriminación, la falta de educación universal de calidad, la prevalencia de la economía informal y la debilidad del diálogo social son factores que contribuyen a esta inaceptable situación. Unicef ha instado a la comunidad mundial a coordinarse con el objetivo de impedir que la crisis sanitaria se convierta en una crisis de los derechos del niño.
Garantizar los derechos de los niños y niñas es una responsabilidad de la sociedad en su conjunto y evitar que haya otros pequeños como Iqbal Masih debería ser una prioridad en la agenda de todas las naciones.