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Así de cruda es la realidad: una de cada tres mujeres en el mundo es víctima de esta lacra. La agencia mundial de salud explica que la violencia de género es un lastre generalizado que las mujeres sufren desde edades muy tempranas. Además, la agencia de la ONU para la salud revela el problema no ha disminuido durante la última década, más bien todo lo contrario, ya que se ha agravado durante la pandemia de COVID-19.

La pandemia ha tenido devastadores efectos en la sociedad, de eso no caben dudas. Además de la crisis sanitaria que desencadenó en una crisis sistémica sin precedentes en la historia reciente, es importante destacar el impacto que esta ha tenido en la vida de las mujeres y las niñas. Para muchas de ellas, el aislamiento y el confinamiento obligatorio que fue necesario para detener el contagio del virus significó estar encerradas con su agresor. El hogar es el lugar más peligroso de todos para muchas mujeres.

Un tercio de las mujeres del planeta es víctima de violencia física o sexual, generalmente desde que es muy jovenrevela un informe recientemente publicado por  Organización Mundial de la Salud (OMS) y ONU Mujeres. Según esas agencias de las Naciones Unidas, 736 millones de mujeres han sufrido ese flagelo a manos de una pareja o por otros varones y una de cada cuatro jóvenes de entre 15 y 24 años que ha tenido alguna relación íntima lo habrá padecido al llegar a los 25.

Lo más grave y alarmante de todo es que el fenómeno no ha retrocedido en los últimos diez años y, peor aún, se ha exacerbado durante los confinamientos ordenados por la pandemia de COVID-19. La vacuna contra este virus que es mortal para muchas mujeres y niñas aún no existe.

Con motivo del pasado día de la mujer celebrado el 8 de marzo, en una conferencia de prensa conjunta de la OMS y ONU Mujeres, el director general del organismo de salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, recordó que la violencia contra la mujer está presente en todas las culturas y subrayó su aumento durante la emergencia del coronavirus. “Sin embargo, no disponemos de vacunas para ponerle freno, sólo podemos hacerle frente si los gobiernos, las comunidades y las personas adoptan medidas y las integran plenamente con el fin de cambiar actitudes perjudiciales, mejorar el acceso a las oportunidades y los servicios para las mujeres y las niñas y fomentar las relaciones saludables y de respeto mutuo”, expresó el funcionario.

Tener datos certeros de esta problemática no es tarea fácil. Mucha mujer no puede denunciar ya que no cuentan con los medios suficientes para hacerlo, y muchas otras por miedo o por vergüenza no pueden hacerlo tampoco. Sin embargo, las informaciones disponibles muestran que los ataques físicos o sexuales perpetrados por una pareja son el tipo de violencia más frecuente contra las mujeres, dando como resultado registrado 641 millones de afectadas.

Estas cifras se desprenden del documento “Estimaciones mundiales, regionales y nacionales de la prevalencia de la violencia de pareja contra la mujer y estimaciones mundiales y regionales de la prevalencia de la violencia sexual fuera de la pareja contra la mujer”, el mayor estudio hecho hasta ahora sobre el tema, y comprenden el periodo de 2000 a 2018, es decir, no incluyen el impacto de la pandemia, que además ha interrumpido servicios de apoyo a las víctimas.

Si bien la violencia de género trasciende la clase social y se trata de una problemática global y generalizada, el informe afirma que las mujeres de los países de renta baja y baja media padecen la violencia de género de manera desproporcionada. En este sentido, la OMS estima que el 37% de las mujeres de los países más pobres han sido objeto de violencia física o sexual por parte de una pareja en algún momento de su vida, y en algunos de estos países la incidencia alcanza a una de cada dos mujeres.  

De acuerdo con el estudio, Oceanía, Asia meridional y África subsahariana son las regiones con mayor prevalencia de este lastre entre las mujeres de 15 a 49 años, con índices entre 33% y 51%. Por su parte, Europa, Asia central y el sureste asiático registran las tasas más bajas con indicadores que van de 16% a 21%; América Latina y el Caribe registra un 25%. El grupo etario con mayores tasas de violencia reciente comprende a las jóvenes entre 15 y 24 años. 

La violencia de género no es gratuita. Los efectos son terribles y en muchos casos irreversibles. Esta afecta la salud y el bienestar de las mujeres durante mucho tiempo después de ocurrida, a veces toda la vida. Los daños incluyen lesiones físicas, depresión, ansiedad, embarazos no deseados y enfermedades sexuales transmisibles, entre otros.

Las sociedades actuales patriarcales y violentas son la causa de que la violencia de género sea moneda corriente para la mayoría de los países. Revertir esta situación es responsabilidad y compromiso de la ciudadanía en su conjunto. Para evitar la violencia de género, la OMS y ONU Mujeres consideran urgente combatir las desigualdades económicas y sociales sistémicas, ampliar el acceso a la educación e impulsar la creación de empleos seguros y decentes. Asimismo, se requiere cambiar las normativas e instituciones que discriminan por motivos de género y garantizar los servicios para las víctimas de esa violencia.

Además, la OMS y ONU Mujeres listaron varias medidas para que los países hagan frente a todas las formas de violencia contra la mujer:

  • políticas sólidas que transformen las relaciones de género y abarquen desde el cuidado de los niños hasta la igualdad salarial
  • leyes a favor de la igualdad de género
  • fortalecimiento del sistema sanitario para garantizar que las víctimas tengan acceso a asistencia básica y otros servicios cuando sea necesario
  • intervenciones en las escuelas y los centros de enseñanza que cuestionen las actitudes y creencias discriminatorias, incluida la educación sexual integral
  • inversiones específicas en estrategias de prevención sostenibles y eficaces
  • mayor recopilación de datos e inversiones para realizar encuestas de calidad y obtener mejores mediciones de las diferentes formas de violencia que sufren las mujeres, entre ellas las más marginadas.

La vida de millones de mujeres corre riesgo a diario por un sólo motivo: ser mujeres. La condición sexo genérica no puede ser un factor de riesgo. Tenemos vacuna contra el coronavirus pero aún, el virus de la violencia de género, más mortal que la COVID-19 no tiene cura. 

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