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La Unión Europea ya está trabajando desde hace meses para poner en marcha su paquete de recuperación de 750.000 millones de euros. Ha llegado el momento de centrar todos los esfuerzos en la preparación y presentación de ambiciosos planes nacionales de reconstrucción y resiliencia. Este mecanismo ofrecerá a los Estados miembros la posibilidad sin precedentes de apoyar la recuperación de la crisis de la COVID-19 y de emprender transiciones verdes y digitales de forma inclusiva.

Al parecer lo peor de la pandemia ya pasó. Los días de mayor incertidumbre, medidas más duras y sistemas sanitarios colapsados afortunadamente quedaron atrás. Quizás en unos años podamos recordar el 2020 como un mal sueño, lo sabremos más adelante, pero hoy nos toca aunar todos los esfuerzos para la recuperación. Sin dudas, hay transformaciones sociales, económicas y culturales que vinieron para quedarse, pero de nosotros depende poder aprovechar la crisis como una oportunidad. El 2021 será decisivo: deberemos tomar importantes definiciones de cara a determinar cómo será la reconstrucción.

El Consejo Europeo ha adoptado el día de ayer, 11 de febrero, un Reglamento por el que se establece el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, que constituye el núcleo del plan de recuperación de la UE. En este sentido, se anunció que se pondrá a disposición 672.500 millones de euros en subvenciones y préstamos para la inversión pública y las reformas en los 27 Estados miembros con el fin de ayudarles a hacer frente al impacto de la pandemia de coronavirus. La propuesta se centra en fomentar las transiciones ecológica y digital para así construir sociedades resistentes e integradoras.

Con el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia en marcha, ha llegado el momento de centrar todos los esfuerzos en la preparación y presentación de ambiciosos planes nacionales de recuperación y resiliencia. El nuevo mecanismo ofrece a los Estados miembros de la UE la posibilidad sin precedentes de apoyar la recuperación de la crisis de la COVID-19 y de emprender transiciones verdes y digitales de forma inclusiva.

El medioambiente es el protagonista indiscutido de la propuesta en el viejo continente. En virtud del nuevo Reglamento, los Estados miembros de la UE deberán establecer en sus planes nacionales de recuperación y resiliencia un paquete coherente de reformas y proyectos de inversión que abarque seis ámbitos políticos de relevancia europea:

  • La transición ecológica
  • La transformación digital
  • El crecimiento y empleo inteligentes, sostenibles e inclusivos
  • La cohesión social y territorial
  • La salud inclusiva

Asimismo, el apoyo estará vinculado a las recomendaciones específicas para cada país en el marco del Semestre Europeo, que identifican los retos centrales que debe abordar cada Estado miembro para reforzar la competitividad, así como la cohesión social y económica. Algunos de los requisitos clave se refieren a los objetivos ecológicos y digitales de la UE. En este sentido, al menos el 37% de la asignación de cada plan tiene que apoyar la transición verde y al menos el 20% la transformación digital. Además, todas las medidas incluidas en los planes de los Estados miembros deben respetar el principio de "no causar daños significativos", para proteger los objetivos medioambientales de la UE.

El momento de actuar es ahora. Lo que hemos perdido durante sólo un año fue mucho y la carrera por recuperarlo ya ha comenzado. Los Estados miembros tienen hasta el 30 de abril, como norma, para presentar sus planes de recuperación y resiliencia a la Comisión. Después, por lo general, la Comisión tendrá hasta dos meses para evaluar los planes y posteriormente el Consejo tendrá cuatro semanas para adoptar su decisión sobre la aprobación final de cada plan.

El sistema de ejecución será meticuloso, así, para los planes aprobados en 2021, los Estados miembros podrán obtener una prefinanciación de hasta el 13% de las subvenciones y préstamos previstos en su plan. El resto de los fondos se pagará en función de la consecución de los hitos y objetivos acordados. Sin embargo, para que el dinero empiece a fluir, es necesario que la decisión sobre los recursos propios de la UE sea ratificada primero en todos los Estados miembros, ya que la decisión autoriza a la Comisión a pedir préstamos en los mercados de capitales para hacer frente a las consecuencias de la crisis de la COVID-19.

Otra recomendación importante que realizó la Comisión es que los Estados miembros deberán garantizar la implantación de sistemas de control adecuados para prevenir, detectar y corregir la corrupción, el fraude y los conflictos de intereses. El camino por recorrer hacia la recuperación de los Estados será largo y sinuoso, sin embargo, es preciso recordar que lo importante no será llegar rápido y primeros, sino juntos y a tiempo.

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