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Entre muchos otros efectos, uno de los impactos más significativos que ha tenido la pandemia ha sido la disrupción de las cadenas de suministro a nivel mundial. La llegada de la Covid-19 ha puesto en jaque las economías en todos los puntos del globo. A raíz de la pérdida de libertad de movimiento y el abrupto parón de los sistemas productivos, logísticos y comerciales, se produjo una llamativa escasez de productos y retrasos en las entregas. Lo positivo de este contexto es que se ha hecho más palpable y necesario instalar un debate sobre la sostenibilidad y la necesaria diligencia de las organizaciones sobre sus cadenas de suministro que son cada vez, más globales.

En este escenario y con el objetivo de aportar a la reflexión y al análisis exhaustivo de las prácticas actuales del tejido empresarial en cuanto a la gestión de su cadena de suministro, surge el informe “La sostenibilidad en la cadena de suministro,” realizado por EY y Ecovadis. Para la confección de dicho documento se han analizado datos procedentes de más de 16.000 empresas calificadas por Ecovadis entre 2018 y 2020.

La investigación afirma que si los impactos de la pandemia fueran mostrados como temas materiales para la función corporativa de gestión de la cadena de suministro, a los aspectos relevantes que afectaban a su actividad en los primeros meses de 2020, como las tensiones comerciales mundiales o la reducción de costes, se añadirían otros que, no solo durante la gestión de la primera oleada de la pandemia tuvieron una importancia capital, sino que definirán el futuro próximo de la gestión de la cadena de suministro, estos son:

En primer lugar, el Análisis de los riesgos End-to-end: esto facilitará la capacidad y la rapidez de respuesta, a todos los niveles de la cadena y con todos los socios involucrados, proveedores y logística. En segundo lugar, Real time visibility: esto refiere a que solo un 6% del tejido empresarial consultado mostraba un nivel de confianza elevado en su capacidad de visibilizar todos los ciclos de su cadena de suministro a través de sus sistemas. La investigación sostiene que mejorar las capacidades para obtener una foto más completa y global de la cadena de suministro no solo puede redundar en reducción de costes, sino a sincronizar de forma más efectiva las fluctuaciones entre oferta y demanda.

En tercer lugar, el informe propone como otro de los retos la agilidad: las disrupciones han demostrado que las cadenas de suministro, lejos de ser un sistema lineal y rígido, deben ser tratadas como sistemas reticulares, móviles y ágiles. Contar con las capacidades de monitorización y con un sistema de riesgos basados en diferentes escenarios posibles, mejora la agilidad y anticipación en momentos de incertidumbre e inestabilidad. En cuarto lugar, la Resiliencia: el aumento de la resiliencia es un objetivo fundacional en el medio plazo, paso previo a un rediseño del marco de actuación en el que operan las compañías.Por último, la revisión de las prioridades estratégicas:la investigación destaca que las compañías deben llevar a cabo un ejercicio de ajuste de las prioridades estratégicas de cada categoría de aprovisionamientos y, en consecuencia, revisar las relaciones mantenidas con los proveedores.

El informe concluye que en aspectos como los sistemas de gestión en la cadena de suministros,aunque un 10% de las empresas españolas evaluadas tiene políticas de compras que vigilan tanto aspectos ambientales como sociales, el 50% no dispone de ninguna política de compras sostenibles. Como datos positivos, cabe destacar que el 26% cuenta con un código de conducta en materia de sostenibilidad específico para proveedores y que un 19% incluye cláusulas de sostenibilidad en los contratos comerciales con los mismos.

En cuanto a las herramientas de evaluación utilizadas en la cadena de suministros, el 35% de las empresas analizadas lleva a cabo evaluaciones auto declarativas regulares de los proveedores en materia social o ambiental, y casi un 6% realiza análisis de riesgos pormenorizado por categoría de compra. Además, las auditorías son las herramientas utilizadas por casi un 9% de las empresas, en comparación con el 14% a nivel mundial.El estudio pone especial énfasis en el contexto normativo: conocer las regulaciones y las leyes existentes y futuras no solo en el país donde la empresa concentra su mayor actividad, sino en todos los lugares donde opera, es primordial para cualquier negocio.

Asimismo, el documento advierte que las cadenas de suministro están expuestas constantemente a riesgos que pueden resultar en impactos signifcativos para cualquier organización. Estos riesgos pueden estar relacionados con diversas fuentes, como por ejemplo accidentes laborales, ciberataques, disrupciones en el transporte o desastres naturales. Sin embargo, la investigación también concluye que estos riesgos también pueden estar relacionados con cuestiones sobre violaciones de derechos humanos, el incumplimiento de regulaciones ambientales, faltas en el ámbito de gobierno corporativo o incumplimientos en materia laboral.  De hecho, el 23% de los incidentes en la cadena de suministro están asociados a la sostenibilidad.

Sobre este importante aspecto, el informe detalla los riesgos más habituales a los que están expuestos las cadenas de suministro actuales:

1. Riesgos económicos: Multas o sanciones por accidentes o incumplimiento,volatilidad de precios: incremento de costes de los productos debido a la escasez de un determinado producto o material, causado por desastres naturales u otros motivos y la pérdida de ingresos causada por motivos ambientales, económicos, geopolíticos o sociales.

2. Riesgos reputacionales: Pérdida del valor de la marca por accidentes en la cadena de suministro relacionados, por ejemplo, con los derechos humanos, el medio ambiente o la ética

3. Riesgos operacionales: Riesgos regulatorios: pérdida de la licencia para operar por no cumplir con la regulación local o internacional

4.Riesgos ligados a la sostenibilidad:Riesgos ambientales (gestión de residuos, biodiversidad, cambio climático), riesgos sociales (derechos humanos, condiciones laborales), riesgos éticos (corrupción, seguridad de la información).

Sobre los riesgos, el informe plantea que en plena crisis generada por la COVID-19, algunas fuentes confrman que los riesgos sociales, junto con los reputacionales, han empezado a considerarse riesgos operacionales. Es así como a partir de ahora se hace esencial entender cómo dichos riesgos pueden impactar en las operaciones. Para ello, los criterios sociales deben tenerse en cuenta a la hora de evaluar la gestión de la cadena de suministro, con el fn de asegurar la continuidad del negocio

Dicho lo anterior, la investigación realizada por EY concluye que las empresas deben actuar no solo de forma reactiva sino también proactiva. Es decir, no solo tener planes de contingencia y de continuidad ante la llegada de una catástrofe natural o una pandemia, sino también contar con herramientas necesarias que les permitan conocer en profundidad su cadena de suministro. Todo esto con el objetivo de asegurarnos de no hay vinculación con proveedores que nos expongan a diversos tipos de riesgo.

Por lo tanto, llevar a cabo un examen exhaustivo de las cadenas de suministro permitirá entender cuán maduros y preparados están los proveedores para afrontar crisis sanitarias, económicas o de otra índole, así como detectar indicadores de riesgo que permitan prevenir o minimizar el impacto de un determinado evento en nuestra empresa.  Lograr una cadena de suministro resiliente es posible y necesario y para alcanzarlo pensarlo desde el paradigma de la sostenibilidad es indispensable.

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