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Contrariamente a discursos racistas y xenófobos acerca de que la llegada de migrantes es un problema para el país, un artículo publicado por el Observatorio Social de Fundación “La Caixa” explica cómo la inmigración dinamiza la España vacía y aporta elementos muy positivos para nuestro país tales como el rejuvenecimiento poblacional y el valor agregado que supone la diversidad cultural.

La España vacía es un gran problema actual de nuestro país. La despoblación y el envejecimiento son dos aspectos complejos de resolver. En este contexto, Luis Camarero profesor la UNED y Rosario Sampedro perteneciente a la Universidad de Valladolid, analizan en un artículo publicado por el Observatorio Social de Fundación “La Caixa” las ventajas de la llegada de migrantes a territorio español.

Como ocurrió a principios del presente siglo, desde 2018 se observa una cierta recuperación demográfica del medio rural en los municipios españoles de menos de 10.000 habitantes gracias a la llegada de ciudadanos y ciudadanas provenientes de otros países. A pesar de todo, los fallecimientos aún superan a los nacimientos. El informe resalta lo positivo de las tendencias de los flujos migratorios ya que estos muestran un entorno rural cada vez más diverso y cosmopolita en el que las madres de origen extranjero y la reagrupación de familias con hijos contribuyen de manera significativa a la renovación generacional.

El estudio destaca tres puntos clave: En primer lugar, que La crisis de 2008 frenó los flujos migratorios y la llegada de inmigrantes a las zonas rurales, aumentó la marcha de los jóvenes a las urbes y congeló las reagrupaciones de familias extranjeras. En este sentido, desde 2017 las llegadas al medio rural vuelven a superar a las salidas, aunque, a causa de los fallecimientos, no aumenta la población absoluta. En segundo lugar, los flujos de población han cambiado la fotografía del medio rural. En 2019, casi el 10% de los residentes en municipios españoles de menos de 10.000 habitantes habían nacido en el extranjero. En el caso de la franja entre 20 y 39 años, el porcentaje sería del 16%. Los inmigrantes rejuvenecen la España rural. Por último, afirma que la realidad rural española se transforma. La mayor natalidad de la población inmigrante y la reagrupación familiar hacen que emerja una sociedad más diversa y cosmopolita.

Sobre el primer punto, recuperación demográfica gracias a los inmigrantes, el artículo explica que, en la actualidad, el peso que tiene la población extranjera en las áreas rurales es notable: más de la décima parte de la población rural del cuadrante nordeste —Cataluña, Aragón y norte de Castilla-La Mancha— ha nacido fuera de España. Este fenómeno de difusión resulta de interés porque sugiere que no existen polos o centros de atracción definidos en el interior rural, sino que la entrada de población extranjera está asociada a desplazamientos hacia nuevos espacios y mercados laborales cercanos a los anteriores. Las áreas rurales se van poblando en cierta medida por saturación y contigüidad.

La investigación muestra que el aumento de inmigrantes de origen extranjero en nuestro país ha crecido desde finales de los años noventa y es muy significativo durante los primeros años de este siglo. A causa de la crisis de 2008 hubo un fuerte descenso en la llegada de migrantes y un repunte a partir del mínimo alcanzado en 2015.  A pesar de los bajos índices de fecundidad y de la alta mortalidad entre una población rural envejecida, el año 2017 supuso un punto de inflexión porque en él los saldos migratorios vuelven a ser positivos. La población de origen extranjero fue la protagonista principal de esta recuperación demográfica. Los autóctonos tuvieron un papel secundario. Otro aspecto positivo que destaca el artículo es que los desplazamientos se abren a nuevos lugares y a nuevos mercados laborales. Los enclaves que reciben población no son únicamente los cercanos a las regiones del litoral mediterráneo, sino que se amplían a territorios del interior más despoblados.

Sobre el segundo aspecto, la investigación muestra que la llegada de población extranjera a los municipios rurales de España está cambiando lentamente la composición demográfica de estos lugares. Los inmigrantes vienen con edades que facilitan tener hijos, y, asimismo, estas familias arriban con hijos menores o tienen la intención de solicitar la reagrupación familiar. De este modo, los nacimientos y las reagrupaciones de inmigrantes de origen extranjero son un fenómeno creciente y determinante del paisaje social futuro en las zonas rurales de España. En 2019, uno de cada cinco menores de 13 años en la España rural era hijo de madre de origen extranjero. De estos datos se desprende la importancia que tiene la contribución de la población extranjera a la constitución de las nuevas generaciones de habitantes rurales.

Finalmente, el artículo profundiza en el gran valor agregado que supone la llegada de población extranjera, para la construcción de sociedades diversas y cosmopolitas. En este sentido, explica que la realidad rural en España está en proceso de transformación a causa de la procedencia y las características de los nuevos residentes. En el año 2019, casi un 10% de la población rural española había nacido en el extranjero. El origen geográfico y cultural de estos nuevos pobladores es variado y de este modo se enriquece la cultura y la diversidad del país.

El artículo afirma que los efectos a medio y largo plazo de esta nueva composición poblacional son y serán sustanciales tanto cultural como sociológicamente. Los habitantes rurales son pocos, pero diversos y cosmopolitas lo cual suponen un capital social que, sin duda, transformará la España rural. Constituyen un conjunto de personas de diversos orígenes y culturas que hay que escuchar y tener muy en cuenta en cualquier política pública o iniciativa privada de desarrollo rural. Y también cuando se trate de repensar y fomentar la innovación social, así como las estrategias educativas y de formación en estos territorios.

Es claro entonces afirmar que la llegada de migrantes a territorio español es una buena noticia para el país. Esto debería estar presente tanto en las políticas públicas y las regulaciones migratorias como en el imaginario social de las y los españoles. La población de origen extranjero significa hoy un elemento clave en la sostenibilidad de la España rural. Les demos la bienvenida.

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