El Observatorio empresarial para el crecimiento inclusivo (OEPCI) ha publicado su IV informe: “Crecimiento inclusivo. En busca de una prosperidad compartida”. La publicación está destinada a empresas de cualquier sector y tamaño interesadas en mejorar el impacto social de su negocio; empresas que deseen contribuir a una economía más inclusiva. En la investigación se ha contado con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y el Instituto de Comercio Exterior (ICEX). Han participado en ella 31 empresas privadas, entre las que se destacan BBVA, Unilever y Bankia. Además, 10 Fundaciones y organizaciones empresariales, 6 centros de investigación, 2 organismos públicos, organismos internacionales y ONG.
Cada vez es más fuerte la demanda de un modelo económico que genere oportunidades y beneficios para toda la sociedad. ¿Cuál es la contribución específica de las empresas a este cambio? En ese proceso, ¿hay espacio para atender a las personas en situación de vulnerabilidad o en riesgo de exclusión? ¿Qué papel jugará el sector público para facilitar una recuperación económica tras la COVID-19 que no deje a nadie atrás? La investigación busca dar respuesta a estos interrogantes, siguiendo además los siguientes objetivos :
De esto, se destaca que concienciar sobre la realidad de la pobreza y la exclusión en España es uno de los objetivos más importantes que se propone la publicación. El equipo investigador ha analizado los niveles de desigualdad y pobreza a través de los índices de Gini y los índices de desarrollo humano, considerando también las previsiones globales tras la COVID-19. Sobre estos puntos, la investigación cita al Banco Mundial, que prevé que en 2021 la pobreza extrema en el mundo aumente en 150 millones de personas. Entre otros datos, el OEPCI destaca que un 15% de la población española –6,8 millones de personas– sufre temperaturas inadecuadas en su vivienda (informe de pobreza energética en España para 2018).
Con el desarrollo del concepto de “crecimiento inclusivo”, el OEPCI propone nuevos horizontes para quienes trabajan por la sostenibilidad en las empresas. Esta propuesta amplía la mirada hacia todos los grupos de interés, con especial atención a aquellos que están en riesgo de exclusión, y con una proyección a largo plazo alineada con la inclusión y la sostenibilidad.
El informe sostiene que la filosofía del crecimiento inclusivo implica un salto cualitativo respecto a la responsabilidad social corporativa o a la filantropía, muy necesarias también. Es una visión que impregna el ADN de la empresa. Sobre este aspecto, el informe afirma que ya no se trata de llevar a cabo proyectos sociales, sino de conseguir un impacto social de forma transversal, desde las diferentes áreas de la empresa. Es allí a donde reside su interés y potencial, pero también su dificultad. Asimismo, la investigación aborda a la conclusión de que una empresa crece de manera integradora cuando se ocupa de generar bienes y servicios que aporten valor a las personas y de atender a potenciales clientes ahora excluidos. Implica acuerdos éticos con los proveedores, tener políticas de contratación para colectivos en riesgo de exclusión, generar oportunidades para actores económicos más débiles, apoyar a las comunidades en las que se opera a través de sus cadenas de suministro. Pero el informe resalta que el crecimiento inclusivo empieza desde dentro. Se trata de reducir brechas salariales, garantizar la inclusión en la plantilla, apostar por la formación y el desarrollo de los empleados.
Por otro lado, sobre el rol de las empresas y su contribución a la economía inclusiva para reducir la pobreza, el informe se pregunta ¿Las empresas pueden realmente hacer algo por revertir la situación? A lo cual Contesta Jordi Canals, de IESE Business School, en una de las entrevistas incluidas: “Hoy hay un resurgir de empresas que quieren ser rentables, pero con un componente social muy fuerte, que dan trabajo a personas con discapacidad y de alta vulnerabilidad social, que crean puestos de trabajo sostenibles para personas con estas características”. Siguiendo esta declaración, hay un claro esfuerzo en el informe por ir más allá del diagnóstico, para inspirar y llamar a la acción. Se incluyen casos prácticos, pautas de acción y ejemplos de empresas que pueden servir de inspiración y guía para el sector privado hacia una economía más inclusiva.
Un aspecto fundamental que plantea el estudio es que las empresas pueden favorecer la inclusión con la actividad propia de su negocio, en su relación con empleados, proveedores o clientes: “La capacidad de escucha hacia los grupos de interés y la innovación social para adaptar los productos y servicios a sus necesidades, serán las herramientas clave para conseguirlo”. La investigación también profundiza en la educación, la formación y el empleo como caminos clave hacia la inclusión social. El centro del informe es, sin embargo, el papel de las empresas en la búsqueda del crecimiento inclusivo. Finalmente, el informe aborda la temática sobre la importancia de la medición del compromiso empresarial.
El informe ofrece finalmente algunas claves de acción a partir de la experiencia de proyectos reales, opiniones expertas y recomendaciones de organizaciones del ámbito social, empresarial y público que han participado durante la investigación. La idea es que estas puedan servir a aquellas empresas interesadas en promover el crecimiento inclusivo para saber cómo empezar y, no menos importante, cómo recorrer después ese camino: