Es triste afirma que gran parte del daño medioambiental es ocasionado de manera intencional. Poco a poco estamos destruyendo nuestro planeta tierra y lo peor de todo es que lo sabemos y aun así a muchos parece no importarles. Durante meses, los satélites de observación ambiental del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) han estado capturando imágenes de cientos de incendios arrasando bosques vírgenes y otros ecosistemas vitales del planeta.
Lo más grave de todo es que muchos de estos eventos, que se producen al final de una devastadora temporada de incendios, fueron provocados por agricultores que necesitan limpiar la tierra para continuar sus labores y saciar la creciente demanda mundial de soja y carne de res.
El nuevo informe, titulado Sustainable Trade in Resources (Comercio sostenible de recursos), fue presentado a mediados de este mes de noviembre y afirma que 35.000 millones de toneladas de recursos materiales, desde petróleo hasta hierro y papas, se extrajeron de la tierra en 2017 específicamente con fines comerciales. Si bien eso ayudó a crear millones de empleos, especialmente en comunidades pobres, también tuvo un impacto profundo en el planeta. La extracción de recursos fue responsable de 90% de la pérdida de especies, 90% del estrés hídrico y 50% de las emisiones de gases de efecto invernadero durante ese año.
Un nuevo informe del PNUMA, elaborado conjuntamente con el Panel Internacional de Recursos, muestra que este tipo de comercio internacional está teniendo un efecto dañino, no solo en los bosques tropicales, sino en todo el planeta. La investigación exhorta a los responsables políticos a adoptar un modelo económico circular, tomando en cuenta que se estima que la demanda de recursos naturales se duplique para 2060.
Eso haría que las empresas usaran menos recursos, reciclaran más y prolongaran la vida útil de sus productos. También crearía en los consumidores la responsabilidad de comprar menos, ahorrar energía y optar por la reparación de los bienes dañados antes de pensar en desecharlos. El reporte llama a la Organización Mundial del Comercio, que tiene 164 países miembros, a tener en cuenta el medio ambiente al establecer sus regulaciones. También recomendó que los pactos comerciales regionales promuevan inversiones en industrias amigables con el planeta, eliminen los subsidios “dañinos”, como los de los combustibles fósiles, y eviten socavar los acuerdos ambientales globales.
Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA explicó que “Las consecuencias económicas de la COVID-19 son solo el comienzo de lo que veríamos al colapsarse los sistemas naturales de la Tierra. Tenemos que asegurarnos de que nuestras políticas comerciales globales protejan el medio ambiente, por el bien del planeta y por la salud a largo plazo de nuestras economías”
La investigación aborda también la amplia gama de beneficios que supone la transición verde. En este sentido el informe afirma que impulsar estos cambios sostenibles en la economía de los países podría generar grandes dividendos para el planeta.Al conservar los recursos, la humanidad podría reducir 90% sus emisiones de gases de efecto invernadero. Si bien el modelo circular podría tener implicaciones económicas para los países que dependen de la extracción de los recursos naturales, daría lugar a nuevas industrias dedicadas al reciclaje y la reparación. En general, predice el informe, un modelo económico más ecológico impulsaría un crecimiento de 8% para 2060.
“Reorientar la economía global no es un trabajo fácil. Hay muchos intereses particulares con los que tenemos que lidiar. Pero dado que se espera que la población mundial llegue a los 10.000 millones de personas para 2050, necesitamos encontrar formas de aliviar la presión sobre el planeta", dijo Andersen.