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El océano es una piedra angular de la economía mundial y una fuente finita de recursos para la creciente población mundial. Proporciona alimentos, empleos y medios de vida a más de tres mil millones de personas, facilita el comercio mundial y crea un hogar para los casi 2.400 millones de personas que viven en las zonas costeras. El Instituto de Recursos Mundiales (WRI por sus siglas en inglés) ha publicado un informe en el que sostiene la importancia de apostar por una economía oceánica sostenible, no sólo por los beneficios económicos y medioambientales, sino también porque esto proporciona un invaluable valor no material, en relación a la preservación de la identidad social y cultural de los espacios.

El Instituto de Recursos Mundiales (WRI por sus siglas en inglés) es una organización mundial, no gubernamental, de investigación, que busca crear condiciones de equidad y prosperidad a través de la administración sostenible de los recursos naturales. La entidad, ha publicado un informe en el que destaca la gran importancia de que las administraciones inviertan en construir una economía oceánica sostenible.

Antes de la pandemia de la COVID-19, los pronósticos sugerían que la economía oceánica podría proporcionar grandes oportunidades de crecimiento económico durante el próximo decenio, creando 3 billones de dólares anuales en valor añadido bruto para 2030. Sin embargo, pese a las cifras contundentes de diversas investigaciones, las inversiones en la economía oceánica son drásticamente bajas. Sólo el 1% del valor total de la economía oceánica se invirtió en proyectos sostenibles a través de la filantropía y la asistencia oficial para el desarrollo en los últimos diez años.

Es sabido que los océanos se encuentran en una situación realmente crítica. Los efectos del cambio climático, la contaminación y la pesca excesiva ejercen una presión cada vez mayor sobre el océano, su capital natural y los servicios que presta. Para cambiar esta compleja situación, es imperativo que haya inversiones destinadas a aumentar la capacidad de recuperación de los océanos y a reducir al mínimo los riesgos oceánicos mediante la restauración, la protección y la gestión eficaz de la forma en que los seres humanos utilizan los ecosistemas oceánicos.

Expertos del Instituto de Recursos Mundiales sostienen que replantearse fundamentalmente la forma en que los seres humanos interactuamos con el océano y transformar en consecuencia los modelos económicos y los sistemas de mercado, es un paso fundamental para frenar el deterioro de la salud de los océanos, detener la pérdida de biodiversidad y aprovechar al mismo tiempo todo el potencial económico del océano. La disponibilidad de financiación adicional será fundamental para hacerlo eficazmente y lograr una economía oceánica sostenible.

Los expertos apuntan a los beneficios de invertir en la transición hacia una economía oceánica sostenible.  Investigaciones recientes encargadas por el Panel de Alto Nivel para una Economía Oceánica Sostenible muestran que invertir 1 dólar en acciones oceánicas clave puede producir al menos 5 dólares en beneficios globales. Las inversiones basadas en los océanos son también una de las formas en que los encargados de formular políticas públicas pueden asegurar una recuperación económica sostenible y equitativa de COVID-19. Además de los beneficios económicos, una economía oceánica sostenible proporciona un innumerable valor no material, como el de servir de fuente de identidad social y cultural.

En este sentido, el Instituto de Recursos Mundiales afirma que cada vez se tiene más conciencia de que si no se hace la transición a una economía oceánica sostenible, los costos serán elevados. Por ejemplo, el cambio climático no mitigado podría causar pérdidas de ingresos por turismo en los arrecifes de coral de más del 90%. A pesar del inmenso valor que tiene la creación de una economía oceánica sostenible, existe un importante déficit de financiación en la lucha por proteger la biodiversidad y, por extensión, asegurar el uso sostenible y la conservación de los recursos oceánicos.

En un informe encargado por el Panel Oceánico se señalan siete medidas clave para revertir el déficit de financiación azul y asegurar al mismo tiempo la distribución equitativa de los beneficios de una economía oceánica sostenible.

  1. Establecer y aplicar nuevas directrices y principios comunes que ayuden a definir inversiones sostenibles en la economía de los océanos. Si se adoptan de forma generalizada, las directrices de inversión basadas en principios podrían ayudar a transformar positivamente el uso y la gestión de los ecosistemas oceánicos.
  2. Fortalecer el conocimiento, los datos y la capacidad en materia de salud y financiación de los océanos. Esto permitirá que los procesos de adopción de decisiones y las actividades se adapten a los nuevos conocimientos sobre los posibles riesgos, los efectos acumulativos y las oportunidades relacionados con las actividades comerciales.
  3. Crear un entorno propicio de apoyo e integrador. Los entornos normativos y reglamentarios eficaces y estables incentivarán la inversión. Los gobiernos y los organismos multilaterales tienen una función decisiva que desempeñar en la creación de condiciones de financiación atractivas mediante la reforma de las políticas para obtener resultados más sostenibles.
  4. Estimular la cartera de proyectos sostenibles susceptibles de inversión. Utilizar mecanismos para combinar la financiación mediante donaciones y la financiación en condiciones favorables de organizaciones filantrópicas e instituciones de financiación del desarrollo con el capital privado para reducir los riesgos percibidos y aumentar los beneficios.
  5. Explorar nuevos mecanismos e instrumentos de financiación. Éstos son necesarios para ampliar las inversiones para actividades oceánicas sostenibles, inclusivas y resistentes al clima. Es esencial crear mecanismos innovadores que introduzcan nuevas formas de financiación en el sistema; que sean accesibles a las comunidades de los países en desarrollo, en particular a las mujeres, los jóvenes y las comunidades marginadas; y que reduzcan la explotación de los recursos oceánicos.
  6. Elaborar prácticas óptimas para incentivar un comportamiento sostenible. Mientras se desarrolla el ecosistema de financiación de la economía oceánica sostenible, deben adoptarse medidas inmediatas para evitar las prácticas de financiación que apoyan actividades ilegales y considerablemente perjudiciales, como la pesca ilegal y la contaminación, y en su lugar trabajar para incentivar un comportamiento positivo.
  7. Impulsar nuevos enfoques en materia de seguros. La industria de los seguros puede basarse en las recomendaciones derivadas de la investigación, la elaboración de modelos y el análisis de datos para apoyar únicamente a aquellos clientes o proyectos que contribuyan a una economía oceánica sostenible.

Para garantizar una economía oceánica sostenible y recibir todos los beneficios que ésta conlleva es necesario aumentar considerablemente la financiación sostenible de los océanos. El océano encierra una inmensa oportunidad para las sociedades y una riqueza de recursos para los miles de millones de personas que dependen de él. La eliminación de los obstáculos a la financiación de una economía oceánica sostenible y las inversiones en ella contribuirán a garantizar que los beneficios del océano estén al alcance de todos.

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