Los datos del último informe realizado por Naciones Unidas sobre desigualdad de género son realmente preocupantes. Comenzando por el ámbito laboral, el informe muestra que menos del 50% de las mujeres en edad de trabajar están en el mercado laboral, una cifra que apenas ha cambiado durante los últimos 25 años. En 2020, solo el 47% de las mujeres en edad de trabajar participaron en el mercado laboral, en comparación con el 74% de los hombres, una brecha de género que se ha mantenido relativamente constante desde 1995.
Además, el trabajo doméstico y de cuidados no remunerados todavía recae de manera desproporcionada en las mujeres, lo que limita su potencial económico. Este complejo panorama se ha visto agravado por la pandemia de la COVID-19 que ha afectado aún más los medios de vida de las mujeres.Las mujeres en todo el mundo cada día dedican aproximadamente una media de tres veces más horas al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado que los hombres (4,2 horas en comparación con 1,7). En el norte de África y Asia occidental, la brecha de género es aún mayor, y las mujeres invierten siete veces más tiempo que los hombres en estas actividades.
Tanto en Asia meridional y occidental como en África septentrional el número es aún menor, con menos del 30% de mujeres participando en el mercado laboral. Y se espera que la pandemia exacerbe estas disparidades de género, ya que muchas mujeres trabajan en los subsectores más afectados por COVID-19 y las medidas de confinamiento, como el trabajo doméstico remunerado, los servicios de alojamiento y alimentación, y el comercio minorista.
No solo la situación vinculada a los trabajos de cuidados no remunerados se ha visto empeorada a causa de la pandemia, sino que además son en su mayoría mujeres quienes trabajan en primera línea de atención estando más expuestas al virus. Las mujeres representan más del 70% de los trabajadores en el sector de la salud, por lo que se enfrentan a mayores riesgos de infección que los hombres en el lugar de trabajo.
Sobre esto, el Secretario General de la ONU expresó que “Veinticinco años después de la adopción de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, el progreso hacia la igualdad de poder y los mismos derechos para las mujeres sigue siendo difícil de alcanzar. Ningún país ha logrado la igualdad de género y la crisis del COVID-19 amenaza con erosionar los limitados logros que se han alcanzado”.
El informe también analiza las desigualdades en el plano de los espacios de poder y toma de decisión. Las mujeres ocupaban solo el 28% de los puestos gerenciales a nivel mundial en 2019, casi la misma proporción que en 1995, y solo el 18% de las empresas encuestadas tenían una directora ejecutiva en 2020.
En la vida política, si bien la representación de las mujeres en el parlamento se ha más que duplicado a nivel mundial, todavía no ha cruzado la barrera del 25% de los escaños parlamentarios este 2020.La representación de las mujeres entre los ministros del gabinete se ha cuadruplicado en los últimos 25 años, pero sigue estando muy por debajo de la paridad en un 22%.
Otro de los aspectos que aborda el informe y que resulta urgente resolver es la violencia contra las mujeres y las niñas sigue siendo un problema mundial grave. Alrededor de un tercio de las mujeres en todo el mundo han sufrido violencia física y / o sexual por parte de sus parejas; y el 18% ha experimentado este tipo de violencia en los últimos 12 meses. En los casos más extremos, la violencia contra la mujer es letal: a nivel mundial, se estima que 137 mujeres son asesinadas diariamente por su pareja o un miembro de la familia. Además, Durante el confinamiento a causa de la COVID-19, muchas mujeres y niñas se han aislado en entornos inseguros donde corren un mayor riesgo de sufrir violencia a manos de su pareja.
Si bien la mutilación genital femenina se está volviendo menos común en algunos países, al menos 200 millones de niñas y mujeres vivas en la actualidad han sido sometidas a esta forma específica de violencia en África y el Medio Oriente. Como dato positivo cabe destacar que la aceptación social de las mujeres golpeadas por sus parejas disminuyó en casi el 75% de los países con datos de los últimos siete años. Sin embargo, las leyes para abordar la violencia de género aún no están disponibles universalmente, y solo 153 países las aplican. En sociedades patriarcales como las contemporáneas no es de extrañar que los sistemas judiciales también lo sean.
Uno de los pocos datos para celebrar provienen del ámbito educativo. El estudio indica que el mundo ha logrado avances sustanciales en el logro de la educación primaria universal, y las niñas y los niños participan por igual en la educación primaria en la mayoría de las regiones. Si bien es probable que los cierres de escuelas relacionados con COVID-19 retrasen el progreso en el acceso a la educación, la evidencia muestra que las niñas, una vez que tienen acceso a la escuela, suelen tener mejores resultados que los niños en términos de rendimiento académico. En la educación terciaria, las mujeres superan en número a los hombres y la matriculación está aumentando más rápidamente entre las mujeres que entre los hombres.
Sin embargo, las mujeres siguen estando infrarrepresentadas en los campos de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas y representan solo un poco más del 35% de los graduados en estas áreas. Las mujeres también son una minoría en las áreas de investigación y el desarrollo científico, y representan menos de un tercio de los investigadores del mundo.
Para luchar contra las desigualdades a nivel estructural, es fundamental cerrar las brechas de datos y pruebas mediante la recopilación y el uso regulares de estadísticas de género. Los autores y autoras del informe advierten que se necesitan de manera crítica datos confiables, oportunos y desglosados, particularmente cuando la comunidad internacional responde a la pandemia de COVID-19, para medir de manera efectiva el progreso en el logro de la igualdad de género.
Liu Zhenmin, subsecretario de la ONU General de Asuntos Económicos y Sociales, expresó, “Hago un llamado a todos los países para acelerar los esfuerzos hacia el empoderamiento de las mujeres y las niñas y para mejorar la base de evidencia para monitorear el progreso: es necesario llenar las brechas de datos en la cobertura de temas clave de género”,.
Según António Guterres la Década de Acción para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible y los esfuerzos para recuperarse mejor de la pandemia ofrecen una oportunidad para transformar las vidas de las mujeres y las niñas. Y esperamos que efectivamente así sea, el mundo tiene que ser un lugar posible para todos y todas. También para las mujeres.