La producción agrícola ha estado en el centro del debate en los últimos años en relación a su responsabilidad en la contaminación medioambiental. Mientras aumenta la demanda de alimento, también lo hacen las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de la agricultura. La pandemia de la COVID-19 ha puesto de relieve estas preocupaciones: la enfermedad ha perturbado las cadenas de suministro y la demanda, aumentando la cantidad de desechos de alimentos en las explotaciones agrícolas, al tiempo que amenaza la seguridad alimentaria de muchos. Sin embargo, hay maneras de re pensar una agricultura sostenible y amigable con el medioambiente.
¿Es posible alimentar al mundo de manera sostenible?

Con la llegada de la nueva normalidad y la lenta re composición de las economías tras la pandemia, a medida que la agricultura se recupera gradualmente, es momento de estar atentos para salvaguardar los suministros de alimentos contra los efectos potencialmente mayores y más perturbadores del cambio climático. Una investigación realizada por miembros de la consultora McKinsey & Company, demuestra que la innovación y las tecnologías avanzadas podrían contribuir poderosamente a la producción segura y sostenible de alimentos.

Algunos ejemplos de esto lo representan las tecnologías digitales y biotecnológicas que podrían mejorar la salud del ganado rumiante, de este modo se podrían necesitar menos animales productores de metano para satisfacer las necesidades mundiales de proteínas. Las tecnologías genéticas podrían desempeñar una función de apoyo al permitir la cría de animales que produzcan menos metano. Mientras tanto, la inteligencia artificial y los sensores podrían ayudar a los procesadores de alimentos a clasificar mejor y a reducir drásticamente los desechos, y otras tecnologías inteligentes podrían identificar subproductos no comestibles para su reprocesamiento.

Asimismo, los datos y los análisis avanzados también podrían ayudar a las autoridades a controlar y gestionar mejor los océanos para limitar la sobrepesca, permitiendo al mismo tiempo a las tripulaciones de los barcos buscar y encontrar peces con menos esfuerzo y desperdicio. La agricultura es una industria tradicional, pero su búsqueda de la sostenibilidad por medio de la tecnología ofrece valiosas lecciones.

Esfuerzos por reducir la emisión de gases de efecto invernadero

Más de una quinta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero del mundo proceden de la agricultura, y más de la mitad de la ganadería. A menos que se planteen transformaciones estructurales para reducir estas emisiones, probablemente aumentarán entre un 15 y un 20% para 2050, a medida que aumente la población de la Tierra y siga aumentando la necesidad de alimentos. Limitar el impacto del cambio climático requerirá cambios en lo que comemos, cuánto desperdiciamos y cómo cultivamos y usamos nuestra tierra.

No hay un camino claro para eliminar completamente las emisiones agrícolas. No obstante, una ola de transformación está al alcance de la industria alimentaria y del mercado agrícola en general. Históricamente, la innovación agrícola ha surgido en puntos de intersección con otras industrias, ya que las empresas creativas han construido a partir de los avances en áreas como la salud humana, los productos químicos, la ingeniería avanzada, el software y la analítica avanzada. Las oportunidades intersectoriales auguran la próxima oleada de innovación para reducir las emisiones agrícolas mediante la captación de la eficiencia de los procesos alimentarios.

Aunque los costos de reducción varían y las oportunidades de mercado siguen evolucionando, las medidas de mitigación podrían reducir las emisiones entre un 20 y un 25% para 2050. La investigación, destaca las tres principales medidas de costo negativo o neutral en las que los actores comerciales desempeñarán un papel fundamental. La ampliación de estas soluciones requerirá inversión, innovación tecnológica y cambio de comportamiento, especialmente entre los agricultores de todo el mundo.

1. Equipos agrícolas con emisiones cero

La mayor cantidad de reducción de emisiones de una sola medida puede lograrse desplazando el equipo tradicional de combustibles fósiles -como tractores, cosechadoras y secadoras- a sus homólogos de emisión cero. Esta transición por sí sola permitiría lograr un ahorro de costos de 229 dólares por tonelada de dióxido de carbono equivalente y transformar la industria mundial de equipos agrícolas de 139.000 millones de dólares.

Lamentablemente, la actual penetración en el mercado de los equipos de emisión cero es menor en la agricultura que en los vehículos de consumo: los líderes del mercado están sólo en la fase de pruebas piloto de concepto. Las inversiones adecuadas de los fabricantes de maquinaria permitirían alcanzar la paridad del costo total de propiedad entre, por ejemplo, los tractores impulsados por motores de combustión interna y los tractores impulsados por fuentes de emisiones cero (como la energía eléctrica de las baterías) alrededor de 2030.

Al igual que los primeros inversores en vehículos eléctricos de pasajeros, los inversores en tecnología eléctrica para la agricultura están ahora en condiciones de beneficiarse de la ventaja de ser el primero en llegar. Si la maquinaria agrícola eléctrica capturara sólo el 10 por ciento del mercado de 2030, esto representaría una oportunidad de 13.000 millones de dólares. La capacidad de las baterías y la velocidad de carga han sido los principales obstáculos para la adopción de equipos agrícolas eléctricos. Sin embargo, el peso de la batería es menos problemático para los equipos agrícolas que para los vehículos de pasajeros. Una rápida reducción de los precios de las baterías, que por sí solas representan hasta el 40% de los costos de los componentes de los tractores, ayudará a superar aún más los obstáculos para su adopción.

2. Control permanente de la salud de los animales

Para lograr reducir el calentamiento global sería necesario reducir considerablemente el consumo humano de proteína animal.  Las nuevas tecnologías biológicas y las capacidades informáticas, como la secuenciación de genes y la inteligencia artificial, permiten a los agricultores detectar las enfermedades a tiempo e incluso prevenirlas mediante la aplicación de algoritmos de predicción a las fuentes de datos existentes y nuevas. Sin embargo, la aplicación de estas tecnologías ha resultado ser costosa y los agricultores aún no las comprenden ni las adoptan. Además, los problemas de salud varían mucho según la región y la especie. Se necesitarán modelos de negocio innovadores e inversiones comerciales para superar estas barreras.

3. Desarrollo de programas de selección genética

Los nuevos programas de cría que utilizan sofisticadas capacidades de selección genética pueden ayudar a frenar la fermentación entérica, reduciendo potencialmente las emisiones prácticamente sin coste alguno para 2050. Serán posibles más programas centrados en la selección genética a medida que la creciente demanda de proteína animal continúe impulsando el crecimiento del mercado de productos genéticos animales. Si bien los programas de reproducción genética aún están en sus inicios, la industria está liderando el esfuerzo para impulsar su desarrollo. Para aplicar soluciones a gran escala, se necesitarán inversiones adicionales en capacidades de selección genética para hacer frente a la inmadurez y la falta de especificidad de la raza de la mayoría de los programas genéticos.

Sin dudas no es un camino fácil el de la transición hacia modelos agrícolas más sostenibles, pero es necesario para lograr frenar la crisis medioambiental. Se necesitará un nuevo ecosistema agrícola para mitigar el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero en la agricultura y, al mismo tiempo, satisfacer las necesidades alimentarias del mundo que van en aumento. A corto plazo, la reducción de las emisiones dependerá en gran medida de las tecnologías y oportunidades actuales. Los actores principales de las industrias que van desde la automotriz y la energética hasta la farmacéutica tienen importantes funciones que desempeñar de manera conjunta con las administraciones que propicien políticas públicas para que las trasformaciones puedan desarrollarse.

Alimentar al mundo de manera sostenible y respetuosa con el planeta es un camino posible y necesario.

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