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La tan nombrada “nueva normalidad” ya está aquí y de lo único que estamos seguros es de que es incierta. Esta transición que estamos atravesando hacia una progresiva recuperación de la actividad a niveles pre-crisis se caracteriza, sin dudas, por un elevado grado de incertidumbre, ya que su desarrollo se verá extremadamente condicionado por la evolución de variables difícilmente predecibles. El devenir del coronavirus, tan desconocido como temido, es aún una incógnita. Sin embargo, hay indicios de que la digitalización y la sostenibilidad serán dos temáticas que ganarán todavía un mayor protagonismo en esta recuperación.

La recuperación de esta crisis, dependerá no solamente del impacto que tengan en la economía los estímulos fiscales y monetarios anunciados por los distintos gobiernos e instituciones monetarias, y el compromiso del sector privado, sino que la evolución de la propagación del virus y el desarrollo de tratamientos médicos para paliar el mismo, jugarán también un papel clave para determinar el tiempo y forma de la recuperación de la economía. La posibilidad de futuros rebrotes o una nueva cuarentena obligatoria son aún supuestos sin certezas.

Este proceso de recuperación no será igual para todos los sectores, como tampoco lo ha sido el impacto inicial de esta crisis. Si bien la limitación a la movilidad de las personas y el distanciamiento social es la característica distintiva de esta crisis, los efectos de esta crisis serían transitorios y es poco probable que supongan un cambio duradero de nuestro modo de vida. Así, la “nueva normalidad” se caracterizaría por una aceleración de las tendencias que ya existían previas a la crisis, en lugar de un cambio disruptivo permanente.

Pablo González, gestor de renta variable de Mapfre AM, sostiene que la digitalización y la sostenibilidad serán dos temáticas que ganarán todavía un mayor protagonismo en esta recuperación. Las compañías tecnológicas, en todas sus vertientes, y las compañías expuestas a la transición energética tendrán un buen comportamiento en este periodo de recuperación en la medida que: por un lado, sus negocios tienen buena visibilidad, a pesar de la incertidumbre actual en torno al virus y, por el otro, las políticas de inversión pública se apalancarían en estos sectores para potenciar la recuperación de la economía.

El representante de Mapfre, explica que en Europa, el plan de la Comisión Europea (CE) para la recuperación, contempla un presupuesto conjunto de 1,85 billones de euros para el periodo 2021-2027 y requiere que un 25% de este importe sea empleado en actividades “verdes”, fomentando así que los gobiernos impulsen la inversión y reformas necesarias para alcanzar el objetivo de neutralidad climática en 2050, meta principal del Green Deal. La CE menciona explícitamente que “el futuro de Europa radica en la inversión en los sectores y las tecnologías clave, desde el 5G hasta la inteligencia artificial, pasando por el hidrógeno limpio y la energía renovable marina”. Los instrumentos de apoyo a las empresas, incentivarán su transformación ecológica y digital.

Para alcanzar la neutralidad climática en 2050, será necesario des-carbonizar los diferentes sectores de la economía. La CE estima para ello unas necesidades de inversión de entre 175-290 miles de millones de euros al año durante las próximas tres décadas para lograr dicho objetivo.

En este contexto, los desarrolladores de renovables serán los principales beneficiados, ya que el nivel de penetración de energías renovables en la generación eléctrica alcanzaría el 84% en 2050 frente a un nivel inferior a un 30% en la actualidad. La oportunidad también es sustancial para los operadores de redes eléctricas, en la medida que por cada euro de inversión en renovables se estiman unas necesidades de ½ euro de inversión en redes.

Esta mega-tendencia contra el cambio climático, explica González, es probable que desencadene un cambio de paradigma por parte de los inversores con respecto al sector Utilities, el cual empezaría a catalogarse más como un sector tipo “growth”, a medida que las compañías aceleren sus planes de inversión. En este sentido, los niveles actuales de valoración seguirían siendo atractivos, todavía cercanos a múltiplos históricos y con una prima baja frente al resto del mercado, a pesar de su carácter defensivo frente a la incertidumbre actual y el potencial de crecimiento en la “nueva normalidad”.

La nueva normalidad está siendo aún territorio de exploración. La crisis actual nos ha transportado a un mundo incierto que, sin duda, seguirá ofreciendo múltiples oportunidades para el inversor en renta variable. Pese a que no sabemos cuándo ni cómo se recuperará la actividad económica, es poco probable que las tendencias de fondo que venían desarrollándose con anterioridad a la epidemia se vean interrumpidas de forma permanente por la misma. En base a dichas premisas, el experto miembro de Mapfre, sostiene que el valor en el sector Utilities, que gana atractivo como activo a tener en cartera, tanto por su carácter defensivo y alta remuneración al accionista, como por su estrecha vinculación con la transición energética, se perfila como el epicentro de los planes de reconstrucción económica en Europa.

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