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El informe “La contribución de las empresas españolas al desarrollo sostenible en Iberoamérica”, publicado por el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación en el que han participado 17 empresas globales, como MAPFRE y BBVA, tiene el objetivo de dar a conocer su contribución al desarrollo sostenible en los países donde operan. El estudio repasa la perspectiva ESG de las compañías, el cumplimiento de los ODS en Iberoamérica, y los principales retos y perspectivas de la sostenibilidad.

Hablar de responsabilidad social corporativa es hablar de un compromiso con el desarrollo sostenible para incrementar al máximo los impactos positivos de la actuación de las organizaciones y reducir en lo posible los negativos. En este sentido, Las empresas españolas consideran la sostenibilidad “un ámbito de gestión prioritario” de su negocio y tienen claro que la Agenda 2030 les está permitiendo “acelerar” el impacto sobre las personas y el planeta, y “avanzar” en materias clave como la lucha contra el cambio climático, la reducción de las desigualdades y la mejora de la transpa­rencia.

Para que la responsabilidad social corporativa sea efectiva debe tener continuidad e implicar un compromiso al máximo nivel en la gestión empresarial y un valor compartido con todas las partes interesadas de manera global y transversal. Por ello debe ser parte del núcleo del negocio y de los programas internos de gestión del riesgo, incluida la cadena de valor. En definitiva, se trata de generar beneficio de manera responsable y sostenible en el tiempo.

Las grandes empresas españolas han adoptado estas pautas de actuación y son referentes mundiales en muchas de ellas. La incorporación de políticas de responsabilidad social y sostenibilidad en el día a día de las empresas ya no solo no se cuestiona, sino que se ha convertido en un factor de competitividad y diferenciación y un foco de oportunidad de negocio; un atributo clave en la gestión empresarial.

“Son un ejemplo de compromiso con los objetivos de Naciones Unidas”. Así lo refleja el informe La Contribución de las empresas españolas al desarrollo sostenible en Iberoamérica, que presenta hoy el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, y en el que han participado 17 empresas globales, como MAPFRE, y BBVA con el objetivo de dar a conocer su contribu­ción al desarrollo sostenible en los países donde operan.

La incorporación de políticas de sostenibilidad en el día a día de las empresas no se cuestiona y se ha convertido en un “factor de competitividad y diferenciación”, así como en un foco de oportunidad de negocio, un “atributo clave en la gestión empresarial”. El informe apunta a que cada vez existe una “mayor preocupación” en la opinión pública por la desigualdad, los derechos humanos, la transparencia, el cambio climático o el impacto de la tecnología sobre la transformación social.

Las empresas españolas han integrado la Agenda 2030 en su gestión diaria, siendo un ejemplo por su compromiso con los objetivos de Naciones Unidas. MAPFRE, BBVA, Acciona, Banco Santander, Iberdrola, Repsol, Inditex y Telefónica son sólo algunos ejemplos del “elevado compromiso” para alcanzar los ODS de las grandes empresas españolas que colaboran en el infor­me. Todas ellas han incorporado los principios del Pacto Mundial y los objetivos de la Agenda 2030 de forma activa en su gestión diaria. La mayoría demuestra una “elevada madurez” en la gestión de los criterios ESG (ambientales, sociales y de gober­nanza), algo que comparten aquellas con importan­te presencia en Iberoamérica, objeto del informe.

El reporte destaca varios proyectos con los que MAPFRE contribuye al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en la región, especialmente al ODS 1 (Fin de la pobreza), ODS 3 (Salud y bienestar), ODS 4 (Educación de calidad) y ODS 10 (Reducción de las desigualdades). También refleja su compromiso con otros objetivos, como el 1, 2, 5, 11, 13 y 17 a través de su Programa Corporativo de Voluntariado, en el que en participan 11.300 empleados y familiares en todo el mundo con el fin de mejorar el bienestar de las personas más desfavorecidas de la sociedad.

Huella social

Las empresas no solo deben generar riqueza exclusivamente material, sino también riqueza ética y, sobre todo, humana. MAPFRE trabaja con este objetivo en cerca de 50 países porque también es una compañía comprometida en generar rentabilidad social. La compañía ha manifestado en varias ocasiones que, sin ética, no puede haber negocio, un principio que aplican sobre todo lo que hacen desde hace cerca de 90 años y que les permite proteger la huella social, es decir, ocuparse del bienestar de las personas que viven en las comunidades donde operan. Esa es precisamente su principal ventaja competitiva.

“La Agenda 2030 puede y debe contribuir a cambiar el mundo y en MAPFRE estamos plenamente comprometidos con sus objetivos, que son en definitiva un compromiso de sumas, donde todos debemos aportar y buscar soluciones”. Así lo ha manifestado Clara Bazán, directora corporativa de Sostenibilidad de MAPFRE, durante un debate en el que ha participado junto a Manuel Muñiz, secretario de Estado de España Global, y expertos en la materia. Clara Bazán ha apuntado, además, que “la era post Covid nos obliga a revisar y a priorizar los objetivos de desarrollo sostenible, poniendo el foco en las personas, el planeta y la prosperidad, sin dejar a nadie atrás”. También se ha mostrado optimista. “La pandemia está demostrando que podemos trabajar juntos. Ha aflorado el talento de las personas y la solidaridad, lo que sin duda nos tiene que hacer reflexionar que solo desde la colaboración de todos los agentes públicos, privados, tercer sector, sociedad civil y ciudadanos, se podrá hacer frente a los grandes retos que tenemos”. En esta línea ha hecho referencia a que MAPFRE y Fundación MAPFRE llevan movilizados más de 200 millones de euros para ayudar a la recuperación económica y al mantenimiento del empleo, y facilitar recursos, sobre todo sanitarios, a la sociedad para superar esta pandemia.

Compañías españolas: 160 millones de inversión social

La inversión social en Iberoamérica de compañías como MAPFRE, Banco Santander, Telefónica, Inditex e Iberdrola, entre otras, ascendió en 2018 a cerca de 160 millones de euros. El total de beneficiarios de la acción social de las 17 compañías españolas a las que hace referencia el informe superó los 13 millones de personas, que se beneficiaron de más de 9.000 proyectos dirigidos a mejorar el mundo. Todas ellas emplean a más de 360.000 personas en el conjunto de los países del continente, el segundo destino de la inversión directa española, con 148.639 millones de euros de stock, que equivale al 29,5% de la inversión en el exterior. Los seis países que figuran en este informe representan solo el 26,1%. En todos ellos, España es el primer o el segundo inversor del mundo. 

El entorno actual presenta numerosos retos para las com­pañías, entre ellas, el cambio climático, el mayor de nuestro tiempo, seguido de la economía circular, la gestión de los grupos de interés, los desafíos demográficos, la igualdad de género, y la digitali­zación.

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