Existe un fuerte vínculo entre la actividad económica y las emisiones mundiales de dióxido de carbono, a raíz del predominio de las fuentes de energía fósiles. Glen Peters, director de investigación del Centro de Investigación Internacional del Clima y el Medio Ambiente en Noruega, explica que este acoplamiento podría encontrarnos con una sorpresa inesperada sobre la pandemia de coronavirus: una disminución de las emisiones de dióxido de carbono debido a la reducción del consumo de energía. Según las proyecciones que indican que habrá una fuerte disminución del crecimiento económico en 2020, los impactos del coronavirus podrían reducir significativamente las emisiones mundiales.
A partir de que los contagias han ido en aumento en todas las latitudes, los mercados bursátiles de todo el mundo tuvieron la semana pasada algunos de sus peores resultados en décadas, superando con creces la crisis financiera mundial de 2008. Las restricciones a la libre circulación de las personas están interrumpiendo la actividad económica en todo el mundo a medida que las medidas para controlar el coronavirus se extienden. Sin embargo, la crisis no durará para siempre y más temprano que tarde esto habrá pasado y entonces volverán a aumentar las emisiones cuando la pandemia haya terminado. Pero un gasto prudente de las medidas de estímulo económico y una adopción permanente de nuevos comportamientos laborales podrían influir en la evolución de las emisiones en el futuro.
Estamos asistiendo a una situación inédita en la historia contemporánea, el mundo está frenado. En pocos meses, millones de personas han sido puestas en cuarentena y muchas regiones están cerradas para reducir la propagación del coronavirus. Los eventos alrededor del mundo están siendo cancelados y los planes de viaje también. Un número creciente de universidades, escuelas y lugares de trabajo han cerrado y la mayoría de los trabajadores están eligiendo trabajar desde casa si pueden.
La Agencia Internacional de la Energía ya había predicho que el uso del petróleo disminuiría en 2020, y esto fue antes de que surgiera una guerra de precios del petróleo entre Arabia Saudita y Rusia. El bloqueo sin precedentes del coronavirus en China llevó a una reducción estimada del 25% en el uso de energía y las emisiones en un período de dos semanas en comparación con los años anteriores (principalmente debido a la disminución del uso de electricidad, la producción industrial y el transporte). Esto es suficiente para reducir en un punto porcentual las emisiones de China en 2020. También se están observando reducciones en Italia y es probable que se extiendan por toda Europa a medida que se generalicen los cierres.
El investigador noruego sostiene que la industria aeronáutica, que es intensiva en emisiones y cubre el 2,6% de las emisiones mundiales de dióxido de carbono, está en caída libre. Dados estos trastornos económicos, es cada vez más probable que las emisiones mundiales de dióxido de carbono disminuyan en 2020.
Suponiendo que la eficiencia en materia de carbono de la economía mundial mejore en consonancia con el promedio decenal del 2,5% anual, la proyección de crecimiento posterior al virus de la OCDE implica que las emisiones de dióxido de carbono podrían disminuir un 0,3% en 2020. Según el peor de los pronósticos de la OCDE, la economía mundial en 2020 podría crecer tan sólo un 1,5%. En igualdad de condiciones, afirma Knights se calcula que esto llevaría a una disminución del 1,2% de las emisiones de dióxido de carbono en 2020.
Las crisis financieras anteriores, como el colapso de la antigua Unión Soviética o las crisis petroleras de los años setenta y ochenta, también tuvieron períodos de crecimiento más bajo o negativo, pero el crecimiento y por ende la contaminación repuntó pronto. En el mejor de los casos, una crisis financiera retrasa el crecimiento de las emisiones unos pocos años. Pueden producirse cambios estructurales, como el paso a la energía nuclear después de las crisis del petróleo, pero las pruebas sugieren que las emisiones siguen creciendo.
El informe explica que la pandemia de coronavirus no cambiará la tendencia al alza de las emisiones mundiales a largo plazo. Dado que ya los gobiernos de todo el mundo están anunciando medidas de estímulo económico, y la forma en que se gasten puede afectar a la evolución de las emisiones en el futuro. Sin embargo, existe la oportunidad de invertir el dinero del estímulo en cambios estructurales que conduzcan a la reducción de las emisiones después de que regrese el crecimiento económico, como un mayor desarrollo de tecnologías limpias.
Además, el coronavirus ha forzado nuevos hábitos de trabajo desde el hogar que limitan los desplazamientos, y una adopción más amplia de las reuniones en línea para reducir la necesidad de vuelos de negocios de larga distancia. Esto aumenta las perspectivas de reducción de las emisiones a largo plazo si estos nuevos comportamientos laborales persisten más allá de la actual emergencia mundial.
El coronavirus es, por supuesto, una crisis internacional, y una tragedia personal para aquellos que han perdido, o perderán, seres queridos. Pero con una buena planificación, 2020 podría ser el año en que las emisiones mundiales alcancen su punto máximo. El investigador concluye que, las crisis económicas del pasado podrían no ser un gran análogo de la pandemia de coronavirus, que no tiene precedentes en la historia de la humanidad moderna y tiene un largo camino por recorrer. Sin embargo, hay esperanzas de que al final del camino haya algún balance positivo.