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Con motivo del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, el 25 de noviembre, la Fundación Adecco analiza en el informe 'Un empleo contra la violencia', la realidad de las mujeres víctimas de violencia de género, centrándose en el ámbito laboral. El empleo puede incidir y marcar la diferencia y ser parte de la solución para romper el vínculo con la pareja y poder empezar de cero, un 68% de las mujeres víctimas asegura que el empleo le ha ayudado a superar la situación de violencia.

Conclusiones de este informe confirman que las denuncias por violencia de género siguen aumentando en nuestro país: en los últimos 5 años las denuncias han aumentado un 34%. Detrás de esta tendencia alcista podría estar una mayor conciencia y visibilidad de la problemática, aunque cabe destacar que en el último año se ha producido un ligero estancamiento respecto a la tendencia general.

La Fundación Adecco plantea dos posibles hipótesis que podrían explicar el estancamiento que se ha producido en el número de denuncias en el año 2018, por un lado, la inestabilidad social y política del último año podría traducirse en una pérdida de la confianza en el sistema. Por otro lado, tras años en los que se han establecido mecanismos que facilitan a las mujeres denunciar, se ha llegado a un punto de equilibrio experimentando ligeras subidas tras un par de años registrando altos incrementos.

La Rioja (15,4%), Asturias (14,7%) y Castilla-La Mancha (11,2%) presentan los mayores aumentos de denuncias, en las comunidades donde descienden son Extremadura (-11,5%), Canarias (-7,3%), y Castilla y León (-3,2%). Un estudio del Ministerio de Igualdad en el que se analizaban 1.201 casos de violencia de género, asegura que la media en verbalizar o denunciar la situación de violencia era de 8 años y 8 meses. De los 1.000 casos de asesinatos de mujeres por parte de sus parejas o exparejas registrados en los últimos 16 años, solo existía denuncia previa de 209: solo 1 de cada 5 mujeres denunciaron.

De las 160 mujeres víctimas de violencia de género encuestadas por Fundación Adecco, los principales motivos que explican la tardanza en denunciar, en orden de importancia serían: miedo a la reacción del agresor, desempleo o precaria situación económica, vergüenza de reconocer todo lo tolerado, esperanza de que el agresor cambie, aguantar la situación por los hijos, miedo a perjudicar al agresor e inseguridad jurídica. 

Ante las presentes barreras, el empleo puede incidir y marcar la diferencia y ser parte de la solución para romper el vínculo con la pareja y poder empezar de cero. De hecho, un 68% de las mujeres víctimas asegura que el empleo le ha ayudado a superar la situación de violencia.

El informe hace una radiografía del empleo de las mujeres víctimas de violencia de género destacando que el 61% de las mujeres encuestadas víctimas de violencia está desempleada, frente al 19,8% que tiene un empleo. De las mujeres desempleadas, más de la mitad (50,6%) se encuentra en paro de larga duración. La precariedad económica (76%) y la baja autoestima (59%) son dos de las situaciones con las que más se sienten identificadas. El 87% encuentra dificultad para llegar a fin de mes.

Una de las principales conclusiones del estudio es que el empleo es un recurso muy valioso para la mujer víctima de violencia, 6 de cada 10 mujeres víctimas cree que de haber tenido un puesto de trabajo en el momento en que se produjo la situación de violencia, todo habría sido diferente. Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco advierte que “esto no quiere decir que el trabajo sea una barrera infranqueable contra la violencia de género, pero observamos cómo se convierte en un escudo de protección, al eliminar el factor de dependencia económica, que muchas veces es el causante de que las situaciones de violencia se prolonguen en el tiempo.”

El empleo se alza como la mejor herramienta para proporcionar a las mujeres víctimas de violencia de género la oportunidad de volver a ser libres y sentirse realizadas. De este modo, el empleo empodera transversalmente a las mujeres, incrementando su autonomía, independencia y autoestima, generando un círculo social saludable, alejada de relaciones tóxicas y, por encima de todo, el empleo permite poder mirar al futuro con optimismo evitando caer de nuevo en una situación de violencia de género.

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