El banco entiende que para mantener su propósito de trabajar por un futuro mejor para las personas, no solo tiene importantes implicaciones en el modelo de negocio de BBVA, en la cultura corporativa, en el comportamiento de los empleados y en la forma de relacionarse con las sociedades en las que está presente. También debe inspirar las políticas, principios, valores y la estrategia que guían el comportamiento de BBVA en materia tributaria.
Así, en materia tributaria, deben seguirse los tres principios corporativos de la entidad. El primero de ellos, la integridad, entendida como manifestación de la ética en las actuaciones del Grupo y en todas sus relaciones con los grupos de interés, y que en materia fiscal se identifica, además de con la observancia de la norma, con el mantenimiento de una relación cooperativa y de buena fe con las distintas Administraciones Tributarias.
El segundo es la prudencia, precaución en la asunción del riesgo. En este sentido, BBVA valora con carácter previo las implicaciones fiscales derivadas de sus decisiones. Y el tercero la transparencia, como máxima que impera en toda la actividad para ofrecer un acceso a la información clara y veraz dentro de los límites de la legalidad, manifestada en el ámbito tributario tanto en la información a facilitar a nuestros clientes, como en la proporcionada al resto de grupos de interés sobre la actividad propia de BBVA.
Basado en ellos, la entidad presidida por Francisco González ha elaborado un documento, aprobado por el consejo de Administración, que define y delimita la estrategia fiscal de BBVA estableciendo un modo de hacer también en materia tributaria basado en la rentabilidad ajustada a principios. Dicho comportamiento está sujeto al siguiente decálogo:
Por otro lado, según datos recogidos en su informe “Contribución fiscal global ejercicio 2017”, dicha contribución a las finanzas públicas en 2017 ascendió a 9.881 millones de euros: 4.106 millones de euros correspondientes a impuestos propios y 5.775 a impuestos de terceros.