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Estamos en el principio de la era de la hipertransparencia, entendiéndola como la suma de información, más datos on line, más velocidad en un contexto caracterizado por la desconfianza hacia las instituciones, incluidas las empresas. Cuanto mayor es la desconfianza, mayor es también la demanda de transparencia.

Según se recoge en un informe especial, ‘Siete principios para gestionar la transparencia’ elaborado por Llorente y Cuenca, la hipertransparencia es el rasgo de un tiempo en el que“no hay lugar al que escapar, no hay lugar donde esconderse”, según Andrea Bonime-Blanc, fundadora de la empresa GEC Risk Advisory. Tanto es así que el primer ejercicio que debe hacer una organización para abordar este nuevo tiempo es aceptar que no existe la opción de ocultarse, ni de quedarse callada, ni mucho menos de ser un objeto pasivo de las conversaciones que se generen en torno a ella.

La transparencia no sólo es un antídoto contra las conductas indebidas, sino una oportunidad para generar valor en forma de credibilidad, confianza, respeto y compromiso. Y debe ser abordada de acuerdo a una serie de principios, los siete que dan nombre al informe:

1.- Accesibilidad: las organizaciones deben configurar un menú informativo a la carta que sea accesible para los stakeholders que sea fácil llegar hasta donde se ubica la información relevante. Las organizaciones pueden optar por un diseño responsive o por desarrollar aplicaciones para las formas de acceso más habituales.

2.- Relevancia: No se trata de abrumar al demandante de información con un caudal imposible de gestionar, sino con aquellos hechos, datos y circunstancias que sean relevantes para que pueda forjar su criterio.

3.- Lenguaje claro: la expresión, la estructura y el diseño son tan claros que el público al que está destinada puede encontrar fácilmente lo que necesita, comprende lo que encuentra y usa esa información

4.- Materialidad: Aunque actualmente se aplica a las políticas de responsabilidad social corporativa, su origen se encuentra en la normativa contable. En el ámbito de la RSC la materialidad es definida por el Global Reporting Initiative (GRI) como “el umbral en el que los aspectos adquieren suficiente importancia que deben ser reportados”.

5.- Trazabilidad: de dónde viene el dato, qué o quién lo sustenta y con qué referencias.

6.- Follow the money: Un informe elaborado por un grupo de 39 expertos a petición de la Comisión Europea considera que ese principio es una de las claves de la transparencia. El grupo capitaneado por Madeleine de Cock Buning, profesora de la Universidad de Utrecht especializada en propiedad intelectual, copyright y medios de comunicación, propone aplicar este criterio a los anuncios publicitarios, de tal forma que se evite en la medida de lo posible la financiación de sitios dedicados a la desinformación.

7.- Contexto: Contextualizar implica exponer quién hace o dice qué, dónde, en qué circunstancias y con qué objetivos. Poner en contexto legitima las opiniones porque desvela quién las emite.

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