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Impulsada por la Fundación Microfinanzas BBVA, ofrece varios tipos de crédito adaptados a las necesidades de los agricultores de la República Dominicana para promover su resiliencia y fortalecer su productividad. Incluye, además de acceso a crédito, talleres de sensibilización de prácticas más sostenibles para combatir el cambio climático. Estos premios, cuyo resultado se conocerá en agosto, cuentan con el apoyo de Naciones Unidas.

Entre lo más destacado de esta iniciativa está el producto Agromujer, que tiene en cuenta, por ejemplo, la falta de garantías de las emprendedoras rurales, una de las barreras para acceder a los servicios financieros. Además del préstamo, incluye educación financiera, cursos de emprendimiento y asistencia técnica. 

Los Premios Latinoamérica Verde, que cuentan con el apoyo del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, han reconocido especialmente el impacto de esta iniciativa en Azua, una de las provincias con menos recursos de República Dominicana, donde la incidencia de pobreza está entre el 60% y el 70%, según el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo. En esta zona, la Fundación Microfinanzas de, a través de su entidad dominicana, atiende a casi 24.000 emprendedores vulnerables. Éstos forman parte de las más de 380.000 personas a las que apoya en todo el país, el 67% de ellas, mujeres y el 41%, rurales.

El proyecto Finanzas Rurales y Ambiente está entre los primeros en la categoría de Finanzas Sostenibles. En total, hay diez categorías. Las otras nueve son: Agua; Bosques y Flora; Ciudades Sostenibles; Desarrollo Humano; Energía; Fauna; Manejo de Residuos Sólidos; Océanos y Producción y Consumo Responsable. Según explica la web de estos premios, están inspiradas en el cumplimientos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), visión 2050 del World Business Council for Sustainable Development y límites planetarios Rockström. Se enfocan en diversas áreas para desarrollar un mundo sostenible, esto implica políticas publicas, uso sostenible de los recursos, energías limpias o nuevas tecnologías, manejo adecuado de residuos como plásticos, gases, recuperación de recursos y otros componentes que permitirán la sostenibilidad.

Los ganadores de esta edición 2018 serán dados a conocer el próximo mes de agosto. El año pasado, el premio en la categoría Finanzas Sostenibles fue para el proyecto Bono Verde de Bancolombia: emisión de bonos verdes por parte del Grupo Bancolombia. El alcance de la emisión incluye el financiamiento de proyectos que ayudan a combatir el cambio climático, como son las energías renovables y la construcción sostenible. Los recursos procedentes de la emisión son utilizados como una de las fuentes de fondeo para la línea verde. Fue la primera emisión de Bonos Verdes, realizada por una entidad financiera privada en Latinoamérica para financiar proyectos ambientales. El 67% de los proyectos del bono corresponden a pequeñas centrales hidroeléctricas. Y el 33% restante corresponde a proyectos de construcción sostenible que cuentan con certificación LEED.

Los dos finalistas fueron Siembra y la Asociación Costarricense de Turismo Rural Comunitario (ACTUAR). Siembra Cambio es una empresa social que restaura los páramos (fuentes de agua) y compensa la huella de carbono de sus distribuidores; al tiempo que crea un movimiento social para enfrentar el Cambio Climático desde la ciudadanía. Para alcanzar sus objetivos, crea alianzas estratégicas con organizaciones gubernamentales, privadas y de la sociedad civil, a nivel nacional e internacional, donde lidera y opera proyectos de alto impacto desde su Fundación Siembra Cambio. de él destaca que es el crowdfunding más exitoso actualmente en Colombia para realizar pagos por servicios ambientales desde la sociedad civil a comunidades vulnerables. Es un claro ejemplo de negocio verde (con triple cuenta de resultados), de crecimiento dinámico (700% en el primer año) y fácilmente escalable en Latam.

Por su parte, ACTUAR, conformada por 36 organizaciones comunitarias, promueve la sostenibilidad ambiental, social, cultural y económica de las iniciativas de Turismo Rural Comunitario, mediante la vivencia natural del entorno, fortaleciendo lo autóctono y transmitiendo una experiencia auténtica.

 

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