El informe Global Profiles of the Fraudster, realizado por KPMG Forensic a partir del análisis de 750 casos de fraude investigados en 78 países ha trazado el perfil mayoritario del estafador actual. Éstos tipos de hombres disponen de gran poder en su empresa y tienen capacidad para anular los controles (44% de los investigados), se perciben socialmente apreciados, con un 38% de los estafadores que se describen a sí mismos como personas muy respetadas en su organización, actúan en colaboración con terceros (en el 62% de los fraudes, una cifra ligeramente inferior al 70% obtenido en el estudio de 2013) y dl lucro personal es la motivación predominante para el defraudador (en un 60% de los casos). En un 27% de los delitos la causa estuvo motivada por entender que la posibilidad de hacerlo resultaba sencilla.
Este perfil resulta crítico a la hora de diseñar una línea de defensa corporativa para detectar, responder y mitigar los posibles casos de fraude que pueden presentarse en una empresa e igualmente permite asignar eficientemente los recursos disponibles a las áreas o funciones de mayor riesgo.
El documento indica que hay un salto cualitativo en el número de defraudadores que vieron en la debilidad de los controles internos anti-fraude una oportunidad para cometer irregularidades. El fraude es una lacra global que daña la reputación de las organizaciones, perjudica la competitividad y el desarrollo de la sociedad, y supone pérdidas económicas que ascienden a miles de millones de euros cada año. La debilidad de los controles internos es, según el informe de KPMG Forensic, uno de los factores que contribuyeron a hacer posible la comisión del 61% de los casos de fraude analizados a nivel mundial. Este factor estuvo presente en el 72% de los casos analizados en Europa.
¿Cómo combatir el fraude en las organizaciones?
Según los especialistas de KPMG Forensic Fernando Cuñado, Juan Mazarredo y Juan Arenas, para combatir el fraude las organizaciones deben atender lo siguiente: Analizar los riesgos de fraude de forma recurrente y proactiva, emplear la tecnología, conocer y seleccionar a los terceros con los que se relaciona la organización atendiendo a criterios de ética e integridad y permanecer alerta para afrontar las amenazas internas.