Posiblemente no lo sepa, puede que sea culpa suya por falta de interés. Aunque seguro que enciende la televisión a diario o visita la versión digital de su periódico favorito y tampoco descubre respuestas para las cuestiones anteriores. Los periodistas tenemos un problema- perdón por la primera persona pero era necesario- y los medios de comunicación también. Ante una situación de tal magnitud, no se aporta ni suficiente espacio ni suficiente contexto.
Parece que hay un lema consensuado: menos crónica y más contexto. Ahora hay que poder llevarlo a la práctica. “Estamos llegando a una infantilización de la opinión pública, nos dirigimos a esquemas de bueno o malo, conmigo o contra mí. No se puede hablar de temas tan complicados en un video de televisión de 20 segundos”, explica el Codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH), Jesús Nuñez. Mentir en periodismo también es ir a una situación de emergencia o a un conflicto y llevar casco y chaleco antibalas cuando no hace falta ir vestido de Indiana Jones, “hacen que prime lo que impacta sobre lo que importa”, reflexiona Rosa María Calaf, una de las más veteranas corresponsables internacionales de TVE. Nunca las cosas están bajo control en un desastre, todo el mundo miente y tiene sus intereses en un conflicto, expone el ex Director del Centro de Investigación sobre Epidemiología en Desastres, Claude De Ville. “Las ONG serían las fuentes más independientes en conflictos de guerra, pero lo primero de todo es que el periodista se documente y se prepare bien. Hay periodistas que hacen directos y confunden la geografía básica del lugar donde están”, detalla el reportero Carlos Hernández.
Improvisación, estorbo a familiares, invención de cifras, imágenes que no informan y sólo buscan visitas…Ante todo esto lo de siempre y lo más difícil: ética. “Hay que incorporar los códigos deontológicos a los contratos laborales. En situaciones límite es cuando más necesitamos la ética. Lo coercitivo no gusta a nadie, pero hay que repudiar lo que está mal hecho”, reflexiona Fernando González Urbaneja, miembro del comité de Deontología de la FAPE(Federación de Asociaciones de la Prensa de España). El periodista está para contar lo que ocurre no para tirar gobiernos, las preferencias personales no le interesan a nadie. “El peligro, más que por los anunciantes, viene por los amigos del editor”, señala Urbaneja. Los medios de comunicación apenas invierten en información internacional, es cara, dicen que reporta poca audiencia y asuntos complejos son delegados a recién llegados. “Pero es que si les pagas una mierda, te van a hacer una mierda de crónica. Me cuesta mucho pensar eso que dicen algunos directores de medios de que dan lo que pide la audiencia”, subraya Jesús Nuñez.
No se puede ir con prisas en asuntos tan delicados, escuchar es un verbo básico para un trabajador de la información. “El periodismo es una carrera por etapas, desconfía del quien llega al medio y ya es corresponsal , los medios tenemos la obligación de formar al periodista. Hay que contar el drama humano sin caer en el sensacionalismo, aunque es difícil”, indica el reportero de TVE, José Antonio Guardiola. En las pasadas elecciones del 26 de junio el tema de los refugiados pasó de puntillas por los cara a cara, los políticos rehusaron comentarlo y tampoco los periodistas insistieron en crear diálogo en torno a un asunto de preocupante actualidad. “Los medios deben cuestionar mucho más la postura europea sobre los refugiados.”, puntualiza Daniel López, ex Asesor de la dirección de la Organización Mundial de la Salud.
El periodismo es tiempo y dinero, y aunque está en horas bajas nadie duda de la necesidad de que se revitalice, pues son los medios de comunicación los que crean opinión, los que pueden hacer pedagogía social sobre dramas como el de refugiados y migrantes. Este fue el tema principal del Curso “Periodismo en situaciones, de crisis y emergencias”, organizado por Organizado por la Cátedra Extraordinaria de Salud,Crecimiento y Sostenibilidad MSD-UIMP e Indagando TV.