La epidemia del COVID-19 nos ha demostrado, sobre todo a Occidente, que no somos lo que creíamos, autónomos, inmunes e intocables. Occidente, se creyó Dios, redactó derechos laborales y sociales, protocolos medioambientales, y tratados de comercio sostenible, cual tablas de los Mandamientos de Moisés, que en realidad eran cinismo, y mentiras escritas en letras oro y carmesí.