En la actualidad vivimos rodeados de algoritmos que, en principio, nos ayudan en la toma de decisiones, tanto circunstanciales como esenciales, que definen nuestros diferentes ciclos vitales. Si tecleamos en uno de los mayores buscadores de Internet, “definición de algoritmo” nos ofrece más de 4,5 millones de resultados lo que nos indica no solo el interés ciudadano por esta búsqueda sino lo controvertido del término. Cada vez estamos más inmersos en la cultura del algoritmo aunque no seamos conscientes de ello. Las redes sociales y en especial Twitter, Instagram y Facebook, deben gran parte de su funcionamiento a sus algoritmos que orientan a los usuarios de estas herramientas.