La insólita situación en la que nos encontramos inmersos -impensable hace sólo unos meses- está trastocando muchos de los patrones básicos de nuestra vida cotidiana. Con independencia de la carga que ahora soportamos, es posible, sin embargo, que puedan acabar produciéndose a largo plazo beneficios inesperados, y un buen ejemplo podemos encontrarlo en la conciliación de la vida familiar y laboral.