En esta ocasión, tenemos la inmensa suerte de contar con dos grandes personas, no solo por su capacidad intelectual, sino también por su calidad humana. Y tengo que decir que siento mucho que una de las normas de estas charlas “vis a vis” sea que no pueden exceder de determinado tiempo, porque, de verdad, una se quedaría horas escuchándoles. Son dos activistas de la salud, la de las personas y la del planeta, porque “los humanos no podemos vivir con bienestar en un planeta enfermo”. Y defienden que esto es cosa de todos unidos: ciudadanía, empresas, ONG y gobiernos. Víctor Viñuales es experto en diseñar sueños, y Josep Santacreu en hacer que se cumplan.
Víctor Viñuales: Amigos y amigas de Diario Responsable, soy Víctor Viñuales, director de ECODES y tengo el placer de estar con Josep Santacreu, consejero delegado de DKV. Repitiendo un anuncio famoso de una tónica podría decir que es uno de los CEOs más innovadores de este país. Un placer, amigo. En esta amable conversación, vamos a hablar de los temas con los que hemos ido fraguando la relación de nuestras dos entidades a lo largo de muchos años. Yo quería empezar comentando que ahora todo el mundo reconoce, y más tras la pandemia, que esto va de salud: la del planeta y la humana, algo que antes no tanta gente lo reconocía. ¿Cómo crees que la pandemia y lo que estamos viviendo puede hacer que la gente entienda bien que esta es una pareja que no se puede divorciar ya?
Josep Santacreu: Yo recuerdo que a las pocas semanas de confinamiento del inicio de la pandemia me animé a escribir un artículo sobre la nueva pandemia del cambio climático. En parte, nos hemos de felicitar porque aquello que hace 15 años empezábamos a hablar cuando decidimos poner en marcha el Observatorio Salud y Medio Ambiente y empezar a editar trabajos alrededor de este concepto era un tema bastante poco aceptado y poco tratado, no había demasiada literatura ni demasiado interés y relativo poco conocimiento. A largo de estos años, se ha ido consolidando y hoy en día nadie puede decir que es de otra manera. Está claro que la salud humana está vinculada a la salud del planeta, que los humanos no podemos vivir con bienestar en un planeta enfermo y que hay mucha interrogación. Con puntos muy obvios, como la contaminación atmosférica, los plásticos, y otros menos evidentes como el ruido. Con la pandemia, hemos visto lo frágil que es el planeta. Es otra muestra de cómo cuando somos agresivos con los ecosistemas, en donde viven los animales, y no tomamos las precauciones básicas de proteger esos ecosistemas, se pueden producir una situación tan crítica como la que seguimos viviendo.
VV: A mí me gustó muchísimo cuando vi un anuncio de DKV donde os definís como activistas de la salud. Porque, claro antes se sobreentendía que la concienciación, el activismo, es tarea de las ONG y que las empresas están para otra cosa. Y yo siempre he defendido que seamos humildes. Confiar en que las ONG, con nuestra capacidad, tenemos que hacerlo solo nosotras es muy difícil y no va a funcionar. Pero no tantas empresas asumen esa auto definición de ser activistas en un tema, hacer ese activismo empresarial ¿cómo llegaste a eso y por qué?
JS: Es una buena pregunta que ha surgido en nuestro posicionamiento después de una larga reflexión y mucho debate. Llas ONG seguís jugando un rol fundamental, de punta de lanza de los siguientes pasos, y es bueno que sea así, incluso a veces tomais posiciones políticas y ciudadanas incómodas, la ONG tiene esta grandeza y esta obligación. Pero sí es verdad que a la hora de movilizar y activar no basta con las ONG, es una responsabilidad de toda la ciudadanía, cuando hablo de toda la ciudadanía digo cada uno de nosotros, que seamos miembros de una entidad social o seamos clientes o seamos empleados de una empresa, pero también de los gobiernos y de las empresas. La única manera de abordar los grandes retos de la humanidad, hacerles frente y resolverlos, es poniendo cada uno de nuestro lado, teniendo en cuenta que cada uno tiene un rol distinto. Las empresas no hemos de hacer leyes ni hemos de decidir las políticas de un país, ni hemos de ser punta de lanza en algunos temas, pero ¿por qué no podemos ser activistas con nuestro ejemplo y con nuestra influencia y acciones? Y está ha sido la decisión, vamos a ser activistas de la salud. Esta mirada de la salud desde un sentido amplio, no solo la salud del ser humano, sino de la sociedad en general y la salud del planeta. Esta mirada de que no podemos ir solos. No podemos tener una mirada individualista. La salud de un individuo depende de sus hábitos y de su entorno y después, obviamente, tener la ciencia más avanzada. Y queremos como empresa ir más allá, no somos una compañía de seguros de salud tradicional en sentido clásico, sino que somos una compañía que promueve la salud en sentido amplio.
VV: A mí, amigos y amigas de Diario Responsable, una cosa que me ha impresionado y comparativamente hablando, decía San Agustín “cuando me miro a mí mismo soy pecador, cuando me comparo soy un santo”, pues DKV seguramente no es perfecta, pero una cosa que me ha interesado mucho es su abordaje en las relaciones con las ONG, su actitud de escucha, en muchas empresas todavía hay mucha soberbia, mucha distancia. Eso hace que, aunque vamos mejorando, todavía las relaciones entre los actores clave para el cambio, para la transformación tecnológica y energética, económica, cultural con la sociedad sus relaciones no son suficientemente fluidas todavía y hay problemas por el lado de las ONG y por el lado de las empresas. Veo que muchas ONG no acaban de construir una relación fluida y me gustaría que tu comentaras desde el lado de las empresas cómo lo ves. Yo creo que muchas ONG entienden que las empresas, voy a decirlo en términos absolutos y provocadoramente, “son solo parte del mal”, hay una línea roja, nosotros estamos en la ética como ONG y las empresas están a lo suyo, para ganar dinero, es algo sucio y tal, un poco como el agua y le aceite y yo creo que eso es un problema que lastra la relación, porque si no reconoces al otro cierto papel ¿para que te vas a relacionar con él. ¿Cómo lo ves tú desde la empresa?
JS: Incluso peor, yo creo que hay empresas que les tienen miedo a las ONG, ya no sólo por el desconocimiento de cómo colaborar, sino el miedo de que me llamen la atención, de que me pongan en evidencia, de que me lancen la opinión publica en contra, y yo, a ver, aunque sea rápido, haría una referencia al concepto de empresa. Hemos vivido las últimas décadas del siglo XX una maldita influencia de un modelo de empresa muy enfocado al resultado para el accionista, o sea, esa mirada ultra liberal en la que lo único que le importa a una empresa es, cumpliendo las leyes lo justo, pagar los mínimos impuestos posibles porque lo que hemos de hacer es dar resultados y dar dividendos a los accionistas y todo lo demás conviene hacerlo para maximizar esto. Eso ha sido un drama y ahora estamos en un punto de inflexión, un cambio de mirada donde en la empresa lo que sabemos es que nos debemos a los accionistas e inversores, pero por supuesto a nuestros clientes, nuestros empleados, a la sociedad en general, a los proveedores. Esta mirada que la empresa es un generador de valor, en sentido amplio para todos los grupos de interés, hace que inevitablemente nos lleve a cambiar nuestra manera de relacionarnos con las administraciones públicas y con las ONG. Y la relación empresa-ONG es una bendición, es una gran oportunidad. Hablamos mucho en las empresas de innovación, de colaborar con startup, de colaborar con empresas para hacer cosas juntas, las plataformas, pero esto mismo se tiene que dar con las ONG. La colaboración con las ONG desde el mundo de la empresa es una oportunidad enorme de generar valor, para los dos lados y para la sociedad en general. Nosotros vivimos esta experiencia desde hace años, como bien sabes tenemos una relación excelente con centenares de ONG de diferentes ámbitos, las hemos ayudado económicamente, hemos hecho proyectos y el futuro va por aquí, saber trabajar en un momento dado en los planes a largo plazo, incorporar esta búsqueda de quiénes pueden ser tu partner como ONG.
Te pongo un ejemplo, hace pocos días acabo de regresar de la India, hemos hecho una campaña de recogida de material para ayudar con oxígeno, un proyecto empujado por nosotros desde DKV, desde Open Arms, donde yo también estoy vinculado, desde la Fundación Vicente Ferrer, con quienes colaboramos desde Fundación Integralia, y cuando nos llega la situación dramática de que se les muere gente que no tiene oxígeno en el hospital, nos movilizamos. Y en una semana empresas, ONG y administración conseguimos mandar un avión con 22 toneladas de material. Ninguno de los actores solos lo hubiera hecho. Imposible. Porque fue un trabajo enorme, de mucho esfuerzo, y entre todos lo conseguimos. Es un caso un poco extremo pero lo casos extremos sirven a veces para explicar cómo los grandes riesgos de la humanidad pasan porque los actores se pongan a trabajar juntos. Entendiendo que cada uno tiene su rol y siendo generosos y buscando lo que nos interesa, que es mejorar este mundo.
VV: Y quizás falta gente que, como tú, cruce fronteras y se mueva de un lado al otro con facilidad y empatía y entendiendo bien al otro. Falta gente en los dos lados que reconozca el valor del otro, que reconozca que las ONG de alguna forma contribuyen a elevar los sueños de las empresas y las empresas contribuyen a construir esos sueños o esa realidad material y efectiva que hace falta. Porque las ONG no somos expertas en la transformación de la realidad, somos expertas en el diseño de los sueños.
JS: Yo creo que nos ayuda a elevar la visión, a enfocar mejor lo que podemos hacer las empresas, las empresas tenemos una capacidad de hacer y una capacidad económica en un momento dado superior. Yo tengo la experiencia personal, empecé mi carrera profesional siendo directivo de una ONG, luego fui director de varios hospitales públicos, he sido responsable de administración pública y ahora soy directivo de una empresa privada. Y en los tres ámbitos hay buenos y malos directivos, hay gente brillante, hay gente mediocre. pero lo que sí está claro es que cuando hay posibilidad de cruzar las fronteras y trabajar juntos se multiplica todo. Para una empresa, el elevar la mirada y poder ir mas allá de lo que ofrece este punto de atrevimiento de las ONG es una bendición. Y las empresas podemos ayudar. Tenemos la capacidad logística, tenemos la gente para hacer cosas extraordinarias en un momento concreto y a largo plazo hacer cosas ordinarias de una manera sostenida. Tenemos los equipos, el conocimiento y de esta alianza es de donde tienen que salir las cosas.
VV: Hace unos días yo estaba en un webinar con los champions de la COP y hablábamos de la cumbre del clima de este año, de la importancia de aumentar la ambición climática de los gobiernos. De hecho, la Unión Europea ha aumentado, también la administración Biden, es decir, hay un proceso en el cual gobiernos y entidades están planteando que es todo lo que pueden hacer para combatir el cambio climático, y ahí aparecían las empresas que se estaban comprometiendo a neutralidad climática. Cuando los estaba oyendo, recordaba la capacidad anticipatoria de DKV que, desde 2007, es neutra en carbono cuando hay empresas que recién ahora se están planteando que van a serlo para 2030 ¿Por qué os adelantasteis tanto y qué les dirías a esas empresas que ahora se están planteando ese desafío?
JS: Bueno, nosotros nos lo planteamos por esta mirada de qué pasa a nuestro alrededor, la relación con vosotros, con Plan For the Planet, con otras ONG que nos llevaron a pensar que estábamos haciendo poco para nuestra generación, pero sobre todo para generaciones futuras. Porque somos una generación única en a la historia de la humanidad, somos la primera que puede acabar con el hambre en el mundo y esto es verdad, y somos la última generación que podemos evitar el desastre climático y lo tenemos que hacer y esto va desde años, de décadas, hay que hacerlo ya. En DKV dijimos ¿qué podemos hacer? Siempre hay que empezar por uno mismo, seamos neutros nosotros, sí, ahí empezamos a medir nuestra huella, a poner en marcha los planes de neutralidad y ahora hace poco lanzamos otro reto, Planeta DKV, que son 10 retos para el 2030, nos hemos comprometido a plantar un millón de árboles y vamos a ser neutrales desde el origen, desde 1932, ya hemos hecho el cálculo de las emisiones previas al 2007 y en estos años vamos a compensarlas, estamos también con el observatorio de fake news, hemos puesto en marcha diez proyectos dentro de este programa porque que hay que ir mas allá. A las empresas en general les diría que se atrevan, que no es tan caro ni tan complicado, es cuestión de cambiar cosas, de ponerse, se sentirán mejor y ayudaremos a que las generaciones futuras no nos recuerden como unos sátrapas que nos cargamos este mundo tan maravilloso.
VV: Me impresionó algo que leí no hace mucho, que en nuestra generación se ha emitido la mitad de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero de la revolución industrial. O sea, que estoy totalmente de acuerdo contigo en que es nuestra generación la que sustancialmente ha creado este problema y es nuestra generación la que tiene que resolverlo.
JS: Totalmente de acuerdo. Creo que ya llegamos al final de la charla. Ha sido un placer hablar con Víctor de estos temas, gracias Diario Responsable por esta oportunidad y a todos los que nos escuchan y ojalá que parte de las reflexiones sirvan para seguir pensando en ello y para que sea una llamada a la acción, porque al final aquí se trata de que todos seamos activistas.