En una reciente entrevista con ONU México, Gabriela Ramos, directora general adjunta para las Ciencias Sociales y Humanas de la UNESCO, expresó una preocupación contundente: "A una Inteligencia Artificial (IA) sin bases éticas sí hay que tenerle miedo". Esta declaración fue parte de la presentación del Reporte de Evaluación del Estado de Preparación de la Inteligencia Artificial de México, en el Senado de la República.
El informe, realizado en colaboración con la Alianza Nacional para la Inteligencia Artificial (ANIA) y el Centro-i para la Sociedad del Futuro, ofrece un diagnóstico detallado y una hoja de ruta para que el Gobierno de México y los estados desarrollen una estrategia nacional de IA fundamentada en principios éticos. Ramos enfatizó la importancia de evaluar las consecuencias de las tecnologías antes de su implementación, subrayando que las tecnologías no deben ser introducidas al mercado sin medir sus impactos.
La funcionaria destacó que, aunque la IA tiene el potencial de hacer nuestro trabajo más eficiente y productivo, también puede presentar riesgos significativos como sesgos de discriminación y desinformación. Por ello, es crucial establecer marcos éticos de gobernanza. En México, el compromiso es alinear los desarrollos tecnológicos con los derechos humanos y la dignidad humana.
El siguiente paso es la elaboración de una estrategia nacional de inteligencia artificial, un proceso que debe ser inclusivo y participativo. Con la creación de una Secretaría de Ciencias y Tecnología y una Agencia Digital, se busca definir una visión clara para las inversiones y la adopción de tecnologías en diversos sectores. Ramos subrayó la importancia de preparar a la población mexicana para que todos puedan beneficiarse de estos avances, no solo aquellos con más recursos.
Para lograr una implementación responsable y beneficiosa de la IA, Ramos argumenta que es necesaria la colaboración de diferentes sectores: el sector privado, el Estado, la sociedad civil y la academia. Estos actores deben trabajar juntos para comprender mejor las tecnologías y sus implicaciones.
A nivel global, múltiples estudios indican que la IA podría incrementar el PIB mundial entre un 1,5% y un 2% en la próxima década, además de transformar entre el 40% y el 60% de los empleos. La UNESCO ha estado a la vanguardia en la preparación de países en términos de datos, generación de conocimiento y aplicación de la IA, para orientar políticas públicas y establecer mecanismos de gobernanza adecuados.
El informe sobre México se elaboró a través de un proceso inclusivo que involucró a más de 250 personas, incluyendo representantes de gobiernos, organizaciones civiles, la academia y el sector privado, durante un periodo de casi 18 meses. Este enfoque plural asegura que las recomendaciones sean amplias y representativas.
En conclusión, la ética en la inteligencia artificial no es solo una necesidad, sino un requisito fundamental para asegurar que estas tecnologías beneficien a la sociedad de manera equitativa y justa. México se encuentra en el camino correcto, pero el desafío es enorme y requiere un esfuerzo conjunto y sostenido.