La degradación de la naturaleza por la actividad humana, el rápido desarrollo de la inteligencia artificial, la explotación de los recursos naturales, el aumento de las desigualdades y la baja confianza en las instituciones están precipitando una crisis múltiple, advierte un reciente informe del Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA) y el Consejo Científico Internacional. El documento subraya la necesidad de una respuesta rápida y adecuada a estos desafíos que exacerban la triple crisis del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación.
El informe destaca cómo los cambios ambientales, tecnológicos y sociales están afectando la salud tanto humana como planetaria. La directora ejecutiva del PNUMA, Inger Andersen, enfatiza que "ahora es el momento de adelantarse para protegernos de los retos emergentes", señalando que la velocidad del cambio, la incertidumbre y los avances tecnológicos, en un contexto de inestabilidad geopolítica, aumentan la vulnerabilidad de las naciones.
Además, es preciso destacar que el estudio, que incluye consultas regionales y la participación de jóvenes, proporciona una visión detallada de los posibles impactos para los cuales el mundo debe prepararse. Andersen advierte que, al monitorear rigurosamente las señales de cambio, es posible evitar errores del pasado y centrarse en soluciones resilientes.
La publicación prevé un incremento significativo en la demanda de minerales raros y metales necesarios para la transición a cero emisiones netas, lo que podría cuadruplicarse para 2040. Este aumento impulsaría la minería en aguas profundas y la minería espacial, planteando serias amenazas para la naturaleza y la biodiversidad, además de aumentar la contaminación y el desperdicio.
A medida que el permafrost se derrite, se corre el riesgo de liberar organismos antiguos con potencial patógeno, como se ha visto con el brote de ántrax en Siberia. Además, el informe señala que, aunque la inteligencia artificial y la transformación digital ofrecen beneficios, también incrementan la demanda de minerales críticos y recursos hídricos, afectando al medio ambiente.
Asimismo, el uso de estas tecnologías en sistemas de armas, aplicaciones militares y biología sintética requiere una revisión cuidadosa desde una perspectiva ambiental. La degradación y contaminación de los ecosistemas por conflictos armados y violencia también perjudican a las poblaciones más vulnerables, mientras que el desplazamiento forzado genera repercusiones significativas en la salud humana y el medio ambiente.
Para enfrentar estos desafíos, el informe recomienda la adopción de un nuevo contrato social que incluya más indicadores de desarrollo que los meramente económicos, abarcando a todos los sectores, especialmente a los pueblos indígenas y los jóvenes. Sugiere que los gobiernos introduzcan objetivos a corto plazo para mejorar la gobernanza, reconfigurar los sistemas financieros y redirigir los flujos de capital, con el fin de reducir las desigualdades, erradicar la pobreza extrema y proteger el planeta.
El PNUMA y el Consejo Científico Internacional instan a la comunidad global a actuar con urgencia y de manera concertada para enfrentar esta crisis múltiple, protegiendo tanto al medio ambiente como a las futuras generaciones.