En un documento conjunto titulado "Protección de la salud materna, neonatal e infantil frente a los efectos del cambio climático", la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) han emitido una llamada de alerta urgente. Se destaca la negligencia, la falta de notificación y la subestimación de los impactos climáticos en la salud materno-infantil.
El informe subraya la necesidad imperativa de integrar la salud materna e infantil en los planes nacionales de respuesta al cambio climático. Existe una brecha evidente en muchos países para abordar las necesidades específicas de mujeres, recién nacidos y niños en el contexto del cambio climático. Bruce Aylward, subdirector general de Cobertura Sanitaria Universal de la OMS, enfatiza que la acción climática inmediata es crucial. "El cambio climático supone una amenaza existencial para todos nosotros, pero las mujeres embarazadas, los bebés y los niños enfrentan algunas de las consecuencias más graves".
Los expertos de la ONU han estado advirtiendo durante mucho tiempo sobre las consecuencias directas del cambio climático en las poblaciones más vulnerables. Los informes más recientes enfatizan que, sin medidas inmediatas y decisivas, los impactos negativos en la salud materno-infantil podrían intensificarse.
La conexión entre el cambio climático y la salud reproductiva se ha vuelto cada vez más evidente, con un aumento en la frecuencia e intensidad de eventos climáticos extremos como inundaciones, sequías y huracanes. Estos eventos amenazan no solo la seguridad alimentaria y el acceso al agua potable, sino que también tienen consecuencias directas para las mujeres embarazadas y los niños pequeños.
Según los informes de Naciones Unidas, las mujeres embarazadas enfrentan mayores riesgos de complicaciones durante el parto y tienen un mayor riesgo de parto prematuro debido a la exposición a condiciones climáticas extremas. Los niños pequeños son más propensos a sufrir enfermedades respiratorias y problemas de salud mental debido al estrés causado por desastres ambientales.
En el actual contexto de devastadoras catástrofes climáticas, como incendios forestales, inundaciones, olas de calor y sequías, las consecuencias para las mujeres embarazadas y los niños son desastrosas. El aumento global de las temperaturas también contribuye a la propagación de enfermedades mortales, afectando especialmente a mujeres embarazadas y niños.
Investigaciones indican que los daños pueden comenzar en el vientre materno, dando lugar a diversas complicaciones tanto para las madres como para los niños, con consecuencias de por vida. Por ello, se hace un llamado urgente a la comunidad internacional para aumentar la colaboración e inversión en soluciones sostenibles, con el objetivo de mitigar los impactos del cambio climático y proteger la salud de las generaciones presentes y futuras. La adopción de políticas ambientales sólidas y el cumplimiento de los compromisos internacionales son imperativos para abordar este desafío global y salvaguardar el bienestar de las comunidades más afectadas.