Aunque ha habido avances desde la incorporación de las mujeres al mercado laboral hasta hoy, lo cierto es que aún queda un largo camino por recorrer y si de crecimiento económico se trata, cerrar las brechas de género existentes resulta imprescindible. Así lo afirma un informe publicado a comienzos de septiembre de 2021. El documento examina los beneficios potenciales de una mayor igualdad de género para las empresas y la sociedad, identifica las barreras al progreso y señala una serie de acciones que podrían ayudar a mover la aguja hacia la paridad.
La investigación afirma que las mujeres representan el 52% de la población total en los siete países de Europa Central y Oriental que ha analizado y más del 60% de las y los graduados universitarios. Sin embargo, sólo representan el 45% de la población activa. El estudio revela que la intensificación de los esfuerzos para cerrar la brecha de género en Europa Central y del Este podría desbloquear hasta 146.000 millones de euros en el PIB anual para 2030, lo que supone un aumento del 8% con respecto a la situación actual. Esto podría devolver a la región a la senda del crecimiento dinámico tras la pandemia del COVID-19.
El estudio explora una serie de obstáculos que deben afrontar las mujeres en el ámbito laboral y que es urgente desmontarlos. Según las y los expertos de la Consultora, las mayores desigualdades de género en la Comunidad Económica Europea (CEE) están relacionadas con los puestos de liderazgo, el trabajo no remunerado, la protección legal y la representación política. De estos puntos, el informe se centra en las dos primeras áreas: la infrarrepresentación de las mujeres en los puestos de liderazgo y el reto del trabajo no remunerado.
En primer lugar, aunque las mujeres representan más del 60% de las graduadas universitarias en la CEE, sólo un 37% de las directivas son mujeres. Las mujeres ocupan alrededor de una quinta parte de los puestos ejecutivos en la CEE y el 8% de los puestos de director general; el 44% de las empresas líderes en la CEE no tienen una sola mujer en un puesto ejecutivo. Los números hablan por sí solos y la desigualdad queda al descubierto. Pero, cabe preguntarnos, ¿Por qué hay tan pocas mujeres en puestos directivos en la CEE? Para la confección del informe se realizaron una serie de encuestas a unos 3.000 empleados de la región, las cuales revelaron las siguientes conclusiones:
En segundo lugar, El trabajo no remunerado es una barrera importante. Según la encuesta, el 27% de las mujeres señalaron la falta de equilibrio entre la vida laboral y la personal como otra razón por la que era poco probable que llegaran a la cima. Solo una quinta parte de los hombres dijo lo mismo. Estos hallazgos están respaldados por una encuesta de 2018 de Eurostat, que descubrió que casi el 70 por ciento de las mujeres en la CEE realizan tareas domésticas a diario, en comparación con el 22 por ciento de los hombres. Además, casi el 40 por ciento de las mujeres realizan diariamente trabajos de cuidado no remunerados (cuidando a niños, ancianos o personas con discapacidad). Esto supone el doble que los hombres. Esencialmente, las empleadas siguen trabajando un "doble turno".
El informe sostiene que es urgente revertir esta situación y avanzar en cerrar las brechas de género en toda la región, como motor para impulsar el crecimiento económico. Los beneficios de la igualdad de género son realmente muchos. El estudio afirma que, aumentar la participación de las mujeres en la mano de obra contribuiría considerablemente a resolver la escasez de mano de obra en la CEE. La región cuenta actualmente con 630.000 puestos de trabajo vacantes en los países que la componen, y si vuelve a su ritmo de crecimiento prepandémico , esta tasa podría aumentar a más de dos millones en 2030.
La investigación sostiene que este problema tiene solución, ya que esta brecha se cubriría con creces con los 2,5 millones de mujeres adicionales que podrían incorporarse a la fuerza laboral si los países de la CEE se esforzaran por cerrar la brecha de género. Además, los sectores que prevén un mayor aumento de la demanda de nuevos empleados son la asistencia sanitaria y social, el comercio minorista y mayorista y la industria manufacturera. Dado que casi la mitad de la mano de obra femenina de la CEE trabaja hoy en uno de estos tres sectores, las mujeres están bien posicionadas para cubrir una gran proporción de estas vacantes.
Sin embargo, mejorar la participación de las mujeres en la mano de obra es sólo una parte del valor que puede aportar la paridad de género. Las investigaciones de McKinsey realizadas en la última década indican que la diversidad tiene un interés comercial. Diversos estudios han demostrado que una mayor proporción de mujeres en puestos de alta dirección se correlaciona con un mejor rendimiento financiero de las empresas individuales. Finalmente, para caminar hacia ese horizonte de igualdad y crecimiento, el informe identifica cuatro áreas distintas en las que los responsables políticos y las empresas pueden actuar para mejorar la paridad de género: