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España ya tiene Gobierno, tiene ministros; ya no es un país en funciones. La pregunta que muchos se hacen ahora es: ¿Qué sucede con el Consejo Estatal de RSE? Fue una buena idea, sin embargo en los últimos años apenas ha tenido actividad. ¿Podrá transformarse? ¿Qué se debería hacer para revitalizarlo? ¿Cómo se ha llegado hasta aquí?

Todo comenzó el 29 de febrero de 2008, día en el que se publicó el Real Decreto por el que se creaba el Consejo Estatal de Responsabilidad Social de las Empresas (CERSE). Un órgano asesor y consultivo adscrito al Ministerio competente en materia de políticas públicas, actualmente el Ministerio de Empleo y Seguridad Social, de impulso y fomento de la Responsabilidad Social de las Empresas del Gobierno de España. Su constitución respondía al objetivo de agrupar en el mismo órgano a representantes de los distintos grupos de interés vinculados a la RSE.

Durante sus ocho años de recorrido se deben distinguir dos etapas: una de lanzamiento, con el Gobierno de Zapatero; y la de consolidación o mantenimiento, con Rajoy. “Mirando con perspectiva, creo que en ninguna de las dos el CERSE ha conseguido el 100% de los objetivos que se había propuesto”, subraya Alberto Andreu. "El CERSE nació como un órgano Consultivo de la Administración del Estado y del Gobierno, no ejecutivo". Ser un órgano consultivo significa que no tiene competencias para aprobar "nada", destaca el ex responsable de RSE de Telefónica. Probablemente muchos hayan pedido al CERSE cosas que no se le podían pedir y de ahí que haya podido defraudar expectativas. “No se ha perdido el tiempo, pero hemos sido incapaces de sacar todo el jugo que una institución como el Consejo Estatal de RSE podría ofrecer al conjunto de la sociedad”, afirma Juan José Almagro, vicepresidente de Unicef España.

La coyuntura económica y política ha afectado, y mucho. Según recoge la página web del ministerio de Empleo, la última reunión del pleno del CERSE tuvo lugar el 23 de Enero de 2015. La falta de continuidad en sus trabajos ha sido uno de sus principales problemas. El otro tiene que ver con la toma de decisiones: se necesita unanimidad. “Esto provoca que las decisiones o acuerdos de esta institución estén sujetos al veto de cualquier grupo”, concreta Orencio Vázquez, director del Observatorio de RSC. Este Consejo Estatal ostenta un carácter interministerial, cuatripartito y paritario; y se conforma por cuatro grupos: las organizaciones empresariales CEOE y Cepyme, la Administración Pública, expertos en responsabilidad social y las organizaciones sindicales más representativas. En total, 56 vocales con sus respectivos intereses que se traducen en bloqueos. Para Isabel Roser, senior advisor en RSE, las entidades que están ahí tienen mucha capacidad para hacer una buena función de asesoría, pero se requiere dinámica de reunión periódica y un plan de trabajo real. "El CERSE se ha convertido de un Dream Team a un Team que tuvo un Dream para la política pública de promoción de la RSE a nivel Estatal", destaca. Muy crítico se muestra el responsable de Sostenibilidad/RSE/ISR en CCOO, José Carlos González, con la última etapa del CERSE, que opina que cualquier leve mejora como las producidas en la Inversión Socialmente Responsable o las del Código de Buen Gobierno han sido proclamadas a los cuatro vientos como un gran avance. Los miembros del CERSE hace mucho tiempo que no tienen noticias oficiales del mismo, ni optimistas ni positivas; no se sabe nada públicamente del futuro del mismo. Hoy por hoy, está lejos de cumplir los objetivos, para los que se creó, su actual situación ha podido verse afectada por el estancamiento político, “pero  realmente lo que ha marcado esta distancia es contar con escasas medidas, que dieran valor a su actividad y agilidad a su funcionamiento”, expone Ana Sainz, directora general de la Fundación SERES.

Cómo relanzarlo

cerse ministerio

¿Vale la pena sacarlo a flote? Lo primero de todo es cuestionarse su sentido. Para el catedrático de comunicación de la Universidad Complutense de Madrid, Juan Benavides, las posibilidades reales para aplicar la RSE “dependen de decisiones políticas que no parece que la UE está en condiciones de aprobar, al menos respecto a las empresas trasnacionales, y tampoco los propios Estados nacionales. O se coge el toro por los cuernos o de lo contario habrá que pensar que es mejor olvidarse de un proyecto que a lo mejor solo ha sido una buena idea”, comenta Benavides. Su momento álgido tuvo lugar con la presentación de la Estrategia Española de RSE, donde el suspense sobre su firma estuvo presente hasta el último momento. Ése mismo 24 de Octubre de 2014 podría situarse también en el calendario como el comienzo del ocaso. “Era y es una gran iniciativa pero se ha desarrollado mal por la forma en la que funcionaba”, puntualiza Juan José Almagro, que propone cinco pasos para revitalizarlo: aligerar su composición, dotarle de un presupuesto, de una comisión permanente, traspasarlo al ministerio de Economía y eliminar que los acuerdos tengan que establecerse por consenso. 

Según José Luis Fernández, director de la Cátedra de Ética Económica y Empresarial de la Universidad de Comillas, dos opciones hay para que sea un órgano efectivo de impulso de la RSE: o lo sacan del engranaje administrativo y funciona por libre o se apuesta por el Consejo en firme desde la Administración y se lo pone a funcionar de manera sistemática. “Esto último tendría que ser de acuerdo a un plan bien pensado, e impulsado ante los agentes que proceda de manera creativa y proactiva. Es una institución perfectamente prescindible, al menos tal como está configurada”, puntualiza. No hay que olvidar que estos últimos años en los que CERSE ha estado prácticamente paralizado ha habido distintos hitos globales que afectamente de manera sustancial a la Responsabilidad Social, como los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el Acuerdo de París o la Directiva Europea de Información No Financiera. “En una época en la que la sociedad demanda máxima transparencia, sería necesario que el Gobierno rindiese cuentas de lo que se ha realizado en relación a las recomendaciones emitidas por el CERSE en base a unos indicadores de seguimiento”, formula Orencio Vázquez. Este Consejo Estatal debería tener un apoyo institucional, remarca el director del Observatorio de RSC, que se tradujese en una adecuada estructura de funcionamiento, en una planificación clara de los temas relevantes a abordar y en un calendario de reuniones.

Objetivos prioritarios 

En el momento en el que CERSE vuelva de nuevo a funcionar, todo parece indicar que los temas a trabajar por sus miembros serán distintos a los de épocas pasadas. Anteriormente hubo grupos de trabajo que se encargaron de elaborar, entre otros, documentos sobre: la RSE y la crisis económica; la transparencia, comunicación y standards de los informes y memorias de sostenibilidad; el consumo e inversión socialmente responsable; la RSE y la educación o la gestión de la diversidad, cohesión social y Cooperación al desarrollo. Muchos de ésos temas siguen aún vigentes pero la agenda actual de la Responsabilidad Social también se ha ampliado.

“El CERSE debería asumir como marco de trabajo la nueva Agenda de Desarrollo 2030 y sus ODS, que son un marco común de actuación que ya ha aprobado el gobierno España”, afirma Isabel Garro, directora de la Red Española del Pacto Mundial.  Unos Objetivos de Desarrollo Sostenible que facilitarían un lenguaje común, la asunción de metas universales y que dan cabida a todos los agentes económicos, sociales y gubernamentales. Sin embargo, en la implementación de estos ODS, España tampoco debe confiar todo. El pasado mes de septiembre, el informe “Un año de Agenda 2030 en España: Mucho por hacer” realizado por UNICEF Comité Español y Oxfam Intermón evidenciaba los escasos progresos de nuestro país con los ODS. Para el director general de Forética, Germán Granda, la tarea fundamental del CERSE debería ser la de asesorar en la ejecución y seguimiento de las 60 medidas de la estrategia española de RSE, “en especial existen 13 medidas definidas como prioridad muy alta que deberían ya acometerse en el año 2017 para garantizar un calendario de cumplimiento”.   

Distintos hitos que reflejan el actual estado del CERSE se pueden apreciar en cómo el Gobierno se ha olvidado de consultar un asunto capital para la RSE como es la trasposición de la Directiva de Información No europea, el desconocimiento del paradero del Plan Nacional de Derechos Humanos o el papel de la CNMV promocionando la RSE en su última reforma del Código de Buen Gobierno. Hechos que ponen de manifiesto, que una vez que éste vuelva a rodar, si es que ocurre, el Consejo Estatal de RSE deberá cambiar de funcionamiento. Un nuevo rumbo en el que impere un “diálogo fluido con entidades y empresas con el objeto de construir una nueva forma de actuar y colaborar todos por la construcción de una sociedad más fuerte”, agrega Ana Saiz. Una metamorfosis que tenga presente que el objetivo prioritario del CERSE es recuperar su naturaleza de convertirse en órgano consultivo de la Administración del Estado y del Gobierno. “El óptimo, sería que fuera requerido para emitir dictámenes en los que informase sobre el impacto social y ambiental de las leyes que se vayan aprobando”, puntualiza Alberto Andreu.

¿Seguirá el CERSE tal y como está? ¿Desaparecerá o atravesará una metamorfosis? Los cambios de diferenciación celular que experimentan las mariposas suelen acarrear cambios de comportamiento y de hábitat. Un proceso complejo, similar al que se encuentra el Consejo Estatal de RSE.

@ignaciocayetan

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