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Sólo el 7% de los ejecutivos se muestra en contra de fijar un precio al carbono, según señala la consultora EY

Fijar un precio al carbono es la forma más efectiva de reducir las emisiones de CO2, así lo considera el 54% de los directivos consultados en el informe de EY Shifting the carbon pricing debate 2015, presentado recientemente en el marco de la XXI Cumbre sobre el Cambio Climático (COP21) que tiene lugar en París.

El informe recoge la opinión de más de 100 ejecutivos de compañías globales sobre la fijación de precios del carbono, el impacto que esta regulación tiene en las estrategias empresariales y las reglamentaciones necesarias al respecto. En este sentido, sólo el 7% de los ejecutivos consultados se muestra en contra de esta regulación, el 45% mantiene una posición neutral; mientras que el 48% afirma estar a favor.

Por regiones, el estudio destaca un apoyo generalizado a esta regulación, especialmente en Europa y los países emergentes. En el viejo continente, el 64% de los encuestados está favor de la fijación de precios, el 31% se muestra neutral y apenas el 5% en contra. En los países emergentes, el 59% es favorable a esta medida, el 34% es neutral y el 7% se declara contrario. En cambio, en EE.UU. la concienciación en torno a esta cuestión medioambiental es menor, y el 73% de los ejecutivos participantes en la encuesta se sitúa en una posición neutral, el 18% a favor y el 9% en contra.

La relevancia sobre la fijación de precios de carbono crecerá en los próximos años. Según el informe, en aquellos países donde todavía no se ha implementado este mecanismo de precios, el 73% de los encuestados prevén que se establezca en los próximos cinco años.

Impacto en las empresas

El informe pone de manifiesto que la fijación de los precios del carbono podría tener un impacto positivo en las compañías. Así, el 78% de los encuestados cree que esta regulación tendría un impacto favorable en el fomento de la innovación, lo que sugiere que la fijación de los precios del carbono puede impulsar el desarrollo de iniciativas beneficiosas en términos de rendimiento y no sólo de cumplimiento. El 81% afirma que tendría un efecto positivo en las oportunidades de crecimiento sostenible y casi la mitad de los ejecutivos, el 49%, opina que los precios del carbono serían positivos para mejorar su competitividad.

Sin embargo, las principales razones que han llevado a las empresas a considerar la implementación de una estrategia de precios del carbono son: el cumplimiento de requisitos regulatorios (33%), la alineación con la estrategia y los valores de la compañía (29%), un esfuerzo global de normalización (19%) y, por último, entender mejor el impacto de la futura regulación de carbono (12%).

Un cambio hacia la reducción de emisiones

Las grandes compañías están aumentando sus esfuerzos para reducir sus emisiones de CO2. En este sentido, tres cuartos de los encuestados realiza comparaciones de sus emisiones de CO2 con la media de su industria. El mismo porcentaje de directivos consultados afirma que su compañía está invirtiendo en tecnologías bajas en carbono, y el 60% ha asumido algún tipo de compromiso relacionado con las energías renovables. Estos resultados suponen un cambio significativo con la actitud mostrada por muchos directivos hasta hace apenas unos años.

 

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