"Si el cambio fue impredecible, no se puede predecir. Pero si no lo predicen los que lo tienen que predecir, ¿cómo lo vamos a predecir los que estamos esperando la predicción?" Un Goya a la expresión inolvidable. Así que a predecir, aunque sea para evitar los efectos especiales de no hacerlo.
¿Qué le preocupa hoy al ciudadano? El paro y la situación económica. Todavía más si le preguntamos a personas de los grupos más vulnerables. Obvio, como explica el IV Informe Foessa. Concluye que los índices de desigualdad y exclusión apenas se han reducido en la última década, a pesar de la extraordinaria riqueza generada. Se ha consolidado entre el 3 y el 4% el porcentaje de la población con pobreza severa.
Un déficit estructural no menor, que afecta hoy mucho más a mayores, inmigrantes, mujeres y niños. ¿Qué le preocupará dentro de nada? Apuesto que el envejecimiento de nuestra población y sus efectos de todo tipo, que se acelerarán al final de la próxima década. Aunque no empezarán a preocuparnos hasta que alguien lance la primera noticia alarmante sobre el sistema de pensiones.
¿Qué pensarán los ciudadanos de las empresas que no se anticipen? ¿Y de los que trabajamos en R"S"C si en vez de actuar nos dedicamos sólo a musas como la transparencia, los estándares, las certificaciones o los consejos? ¿Impredecible?