Entre las tendencias:
a) sociedades civiles crecientemente organizadas exigen ética a los políticos, pero cada vez más también a las empresas y los líderes empresariales han ganado en los últimos tiempos en el mundo desarrollado las batallas contra el cigarrillo, y por priorizar la acción medioambiental;
b) los pequeños accionistas después de Enron reclaman empresas confiables, y lo asocian con RS;
c) ha surgido el consumidor responsable, hay 60 millones de consumidores "éticos " en USA que premian a las empresas con alta RSE y proverdes, y castigan a las irresponsables. Cuanto más democráticas sean las sociedades mas exigirán RSE por todos están canales.
Por otra parte la RSE da ventajas competitivas a las empresas que la practican, sube su productividad, les permite atraer los mejores talentos, les da sustentabilidad.
A todo ello se suma que ha mostrado en los hechos que puede ayudar en alianza con las políticas públicas, a resolver los impostergables problemas de pobreza y exclusión social en gran escala que hoy sacuden al planeta (3000 millones de pobres).
En América Latina (con 200 millones de pobres, y graves déficits en salud y educación) es clave que las empresas practiquen RSE como política orgánica. Es un juego de "ganar-ganar". Gana la empresa, y gana la sociedad. Se ha perdido mucho tiempo en la región en discutirla, ahora es tiempo de implementarla a fondo.