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Vivimos un momento donde las empresas están volcadas en sacar adelante el reporting de la Directiva de Reporte de Sostenibilidad Corporativa (CSRD), ¡con más de 1.720 requerimientos! Todo un reto informativo. El peligro reside en que nos quedemos en esto, en reportar, en marcar como completado. ¿Cómo evitarlo? A la sostenibilidad hay dos formas de llegar: “por las malas”, obligados por el marco regulatorio, o “por las buenas”, por convencimiento.
Es la hora de hablar de números

“Por las malas”

Muy probablemente, va a implicar que la empresa se encuentre de bruces con gastos que desequilibren sus resultados. Recientemente, un estudio de Deepki que encuestó a más de 250 gestores de activos inmobiliarios comerciales europeos (instituciones del Reino Unido, Alemania, Francia, España e Italia, con más de 225.000 millones de euros bajo gestión), ha puesto de manifiesto la amenaza financiera a la que se enfrentan los gestores por la tenencia de inmuebles comerciales que no alcanzan el nivel de eficiencia energética adecuado, conocidos como “stranded assets” (activos obsoletos). Podrían llegar a ser hasta un 30% de los activos que financian. Un buen palo para la cuenta de resultados.

Aunque cumplir con las regulaciones puede parecer una carga financiera, adoptar una visión proactiva ofrece oportunidades significativas

“Por las buenas”

En este caso, también es necesario invertir, pero el impacto se puede asumir gradualmente. Aquí es donde entran en juego dos conceptos que me gustan especialmente: la sostenibilidad rentable y la necesidad del “walk the talk” que dicen los ingleses.

En el mundo corporativo, el convencimiento se consigue a través de un caso de negocio donde los números hablen por sí mismos. Así el caso de uso sostenible tiene que funcionar para ambas partes: bueno para el planeta y las personas y bueno para la empresa: la sostenibilidad rentable.

El cumplimiento de los objetivos de descarbonización 2050 exige tener en cuenta el entorno construido donde los edificios son responsables del 40% del consumo energético europeo y del 36% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Sin ellos, será difícil alcanzarlo.

Hablando de oficinas y del caso económico, según datos de CBRE las oficinas sostenibles generan rendimientos hasta 200 puntos básicos superiores, tienen un 10% más de ocupación, se alquilan antes y en el conjunto de su vida útil, necesitan un 40% menos de inversiones en capital. Suena bien.

No solo eso, sino que los vientos de cola de la nueva demanda de oficinas sostenibles hacen que se estén viendo precios de alquiler en máximos, que no se veían desde 2007 para este segmento. Según datos de Savills, una cuarta parte del mercado de oficinas en Madrid y Barcelona ya es sostenible y está certificado con BREEAM y LEED.

En el caso de las operaciones del día a día, la reducción en los costes operativos, gracias a un menor consumo de energía y agua, por ejemplo, se traduce en mayores márgenes de beneficio.

¡Caso de negocio conseguido! Las cuentas salen.

La sostenibilidad rentable también conecta con los intangibles como la reputación o la atracción y retención de talento.

 “Walk the talk'”, respalda las palabras con hechos. Actúa de acuerdo con lo que predicas. ¿Y dónde mejor que en el lugar de trabajo?

Las oficinas sostenibles son más que un espacio de trabajo; son la representación física de la empresa. Así, la apuesta estratégica de las empresas en sostenibilidad debe ir acompañada de una gestión operativa en el día a día de la oficina que incorpora todo tipo de medidas para fomentar el bienestar y la salud de los empleados. La adopción de tecnologías avanzadas, como sistemas de iluminación eficientes, control de temperatura inteligente y espacios de trabajo flexibles, reducen el consumo energético y mejoran la productividad, el bienestar y la satisfacción de los empleados. creando así una "sostenibilidad humana".

El talento, es la segunda preocupación de los empresarios españoles después de la transformación digital. Según McKinsey, el 75% de los candidatos consideran relevantes el impacto social de la empresa y el 68,6% las políticas de sostenibilidad al elegir un empleador. También figura entre los principales factores de retención de los empleados. No es un dato desdeñable ya que, un estudio reciente sobre la pérdida de productividad en la empresa mediana del S&P 500, estima un coste anual de 52000 dólares para reemplazar a un empleado a tiempo completo.

En definitiva, es necesario, cada vez más, adoptar un enfoque cuantitativo y medible sobre las políticas y medidas de sostenibilidad para converger en la tríada medioambiente, personas y cuenta de resultados. Es una fórmula para asegurar la competitividad y rentabilidad a largo plazo. La sostenibilidad no es solo una obligación, es una oportunidad para liderar el cambio.

 

 

Susana Quintás, Socia y miembro del Foro de Sostenibilidad de La Asociación Española de Ejecutivas y Consejeras- EJE&CON

 

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