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Voluntariado corporativo: rápida expansión, innumerables beneficios

El voluntariado corporativo ya cuenta con más de dos décadas de andadura en España; sin embargo, los últimos años han sido decisivos para su consolidación definitiva en la agenda empresarial. 

El voluntariado corporativo tiene a sus espaldas un respetable recorrido. Las primeras iniciativas surgieron a finales de la década de los 90, coincidiendo con el Pacto Mundial de las Naciones Unidas y el nacimiento del concepto de RSC. Al principio, era una práctica periférica, que obedecía a iniciativas de personas concretas dentro de la organización o a colaboraciones puntuales con entidades del tercer sector. Con el tiempo, se ha convertido en una poderosa herramienta de gestión que permite a las empresas generar conexión con la comunidad, y también valor añadido interno.

¿Cómo hemos llegado a este punto? Indudablemente, la sucesión de crisis que se ciernen sobre nuestra sociedad (primero la Gran Recesión, luego la pandemia y después la crisis energética y el proceso inflacionista), no dejan de poner de relieve las desigualdades sociales y económicas que afronta nuestro país, generando una mayor conciencia que impulsa a las compañías a dar un paso adelante para implicarse en estos retos. ¿Y por qué eligen hacerlo a través del voluntariado corporativo? Simplemente porque funciona y porque es una práctica cuyos beneficios tienden a ramificarse, extendiéndose a la mayoría de los grupos de interés. Desde la Fundación Adecco llevamos 15 años acompañando a las empresas en el desarrollo de sus programas de voluntariado y hemos constatado que si prueban, siempre repiten.  Una estrategia de voluntariado bien construida y enfocada tiene un triple impacto positivo en la empresa, en su capital humano y en la comunidad en la que opera. Desde el refuerzo del sentimiento de pertenencia y la motivación de la plantilla, la mejora del clima laboral o el aumento del sentido de propósito y la autoestima de las personas voluntarias.

Además, las compañías que participan en actividades de voluntariado corporativo cotizan al alza, siendo percibidas por los inversores como más responsables y sostenibles a largo plazo. Otra palanca aceleradora ha sido la legislación nacional y europea, que promueve cada vez mayores estándares de buen gobierno y transparencia (La Ley 45/2015, de 14 de octubre, de Voluntariado reconoce la importancia de las empresas como órganos impulsores de actividades de voluntariado, que den respuesta a retos de interés general).

Con todo ello, resulta lógico que el 65% de las compañías cuente con un programa de voluntariado corporativo alineado con los objetivos de negocio.  De las cifras y de nuestra propia experiencia se concluye que el voluntariado corporativo se ha convertido en un eje central de competitividad empresarial, que permite construir relaciones sólidas con las comunidades, abrir puertas a colaboraciones estratégicas o alinearse con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

¿Y cuáles son los retos sociales que motivan el desarrollo del voluntariado corporativo? Del primer informe del Estado del voluntariado corporativo en España (Fundación Adecco), se desprende que el medioambiente y la inclusión sociolaboral son las dos principales metas del voluntariado corporativo. Desde la Fundación Adecco nos hemos especializado en el desarrollo de actividades centradas en este último fin, advirtiendo que las compañías son cada vez más conscientes de que el voluntariado corporativo permite conocer y exponerse a diversas realidades -los empleados voluntarios interactúan con comunidades y personas con las que no acostumbran a relacionarse en su vida diaria-, fomentar la empatía, romper barreras y desarrollar habilidades fuera de la zona de confort, que promueven un cambio de mentalidad.

Las iniciativas de inclusión sociolaboral se centran sobre todo en dos públicos: las personas con discapacidad y la infancia y la juventud. Partimos de unas cifras de desigualdad abrumadoras: la tasa de actividad de las personas con discapacidad apenas alcanza el 35% y su desempleo es muy superior a la media, especialmente en discapacidades de tipo intelectual o derivadas de problemas de salud mental. Estas cifras ponen de manifiesto dos grandes retos: eliminar las barreras que encuentran las personas con discapacidad en su búsqueda de empleo y facilitar a las empresas el cumplimiento de la cuota del 2%. A través del voluntariado corporativo podemos dar respuesta a estos grandes desafíos, a la luz de su potencial para empoderar a las personas con discapacidad y construir entornos proclives a su inclusión, convirtiendo el cumplimiento legal en una oportunidad.

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