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Cuando las empresas son conscientes y ejercen su rol como agente social empiezan a encarnar de verdad la RSC, más allá de reportes, memorias y mediciones. Una empresa que pone al servicio de su comunidad todo su potencial está generando un dividendo social de gran valor para todos. El mayor potencial de las organizaciones está en su gente, en las personas que las conforman y trabajan día a día en ellas, de ahí que el voluntariado corporativo sea una de las estrategias de RSC que mejor canaliza el espíritu de servicio a la comunidad de las empresas.Además de las iniciativas como los bancos de tiempo, el apoyo financiero de la empresa a proyectos presentados por ONG y apadrinados por los empleados o los servicios Pro Bono, a partir de los cuales las compañías prestan a través de sus empleados sus servicios habituales a asociaciones sin ánimo de lucro de forma gratuita, existen otras fórmulas de voluntariado corporativo que se centran en brindar a la sociedad el talento de sus empleados.
Voluntariado Corporativo a través del mentoring

Diversas investigaciones han señalado que los programas de voluntariado corporativo más exitosos son aquellos en los que los conocimientos, experiencia y habilidades de los empleados contribuyen a satisfacer necesidades de personas y colectividades específicas. La “expertise”, que atesoran los empleados, es una contribución de gran impacto para otras personas, como ocurre, por ejemplo, con jóvenes que buscan acceder al mercado laboral o mejorar su desarrollo profesional para acceder a puestos de trabajo más acordes con su formación, colectivos vulnerables, como mujeres víctimas de violencia de género, que quieren insertarse profesional y socialmente y emprendedores que quieren hacer crecer sus negocios, entre otros.

Los programas de mentoring inter-organizacional se revelan como una herramienta excelente para canalizar la responsabilidad social corporativa a través de la aportación de su “expertise organizativa” para mejorar la situación de colectivos como los citados, ayudándoles en su desarrollo y guiándolos en el logro de sus objetivos, a través de profesionales, pertenecientes a una o varias empresas, que actúan como mentores voluntarios.

El esquema de funcionamiento es el siguiente: una entidad no lucrativa cuya misión, por ejemplo, es apoyar el emprendimiento entre las personas jóvenes (menos de 35 años), establece acuerdos con una o varias empresas, para que sus directivos y directivas ejerzan como mentores de las personas emprendedoras ayudándoles a desarrollar habilidades relacionadas con la gestión y dirección de una empresa: negociación, liderazgo, gestión de equipos, gestión económico financiera, gestión del tiempo, etc.

La participación, como mentores voluntarios, de profesionales de las empresas en programas de mentoring inter-organizacional (promovidos por otra organización ajena a dichas empresas de carácter no lucrativo y con un colectivo beneficiario concreto, que serían los mentees) es una forma de voluntariado corporativo que aporta grandes beneficios a todas las partes:

  • Para los mentees, además de incrementar sus conocimientos y desarrollar habilidades, les supone ampliar su capital social, acceder a mundos desconocidos para ellos, establecer una relación diferente a la habitual y, sobre todo, disponer de un tiempo para pensar en el futuro y reflexionar sobre cómo ir construyéndolo en el presente. Todo ello dentro de un espacio de seguridad psicológica que propicia el acompañamiento de alguien que ya ha recorrido ese camino.
  • Los mentores desarrollan su inteligencia relacional, especialmente, su empatía, al trabajar con personas muy diferentes a las que habitualmente frecuenta; despliegan habilidades de comunicación, pedagógicas, conversacionales y relacionales; incrementa sus niveles de motivación, satisfacción; regeneran sus conocimientos y suponen, en cierta forma, un upskilling y reskinlling de sus competencias.
  • Las empresas, que proporcionan los mentores, actualizan su talento, pues ser mentor desarrolla habilidades como la empatía, la escucha, la formulación de preguntas, el feedback, además de producir una renovación del conocimiento, ampliar perspectivas y adquirir nuevos aprendizajes, como consecuencia de estar en contacto con personas y realidades muy distintas a las habituales. Además se incrementan los niveles de satisfacción y compromiso de dichos trabajadores porque el mentoring produce altos niveles de gratificación y significación.
  • Para la entidad no lucrativa que promueve el programa de mentoring se abre un espacio de diálogo con las empresas que le permite conocer mejor otras posibles vías de colaboración, acceder a nuevos recursos y conocer de primera mano la realidad en la que se van a encontrar sus beneficiarios. Habitualmente las personas mentoras se acaban convirtiendo en embajadores de estas organizaciones.
  • Para la sociedad en su conjunto[1], entre otras muchas cosas porque promueve el diálogo intergeneracional, intercultural, intersectorial y fomenta una sociedad más diversa e inclusiva, además de favorecer el comportamiento prosocial[2].

El mentoring puede ser un excelente aliado del voluntariado corporativo. Por una parte, las organizaciones cuentan con magníficos profesionales que pueden aportar sus conocimientos, experiencia, recursos y habilidades ejerciendo como mentores de colectivos que pueden ser beneficiarios de ellas. Por otra, existen muchas iniciativas en marcha que podrían beneficiarse de estos potenciales mentores como, por ejemplo, el Programa de Mentoring DeustoAlumni cuyo objetivo es favorecer el crecimiento personal y el desarrollo profesional de  estudiantes y alumni que están comenzando su carrera profesional; el Programa de Mentoring de Youth Business Spain de apoyo a jóvenes emprendedores que están poniendo en marcha sus negocios; el Programa de Mentoring de la Universidad de Santiago de Compostela para promover el desarrollo profesional de su alumnado; los programas Xuventude Mentoring o Merlo liderados por la Fundación Ronsel, cuyos objetivos son, en el primer caso, apoyar la inserción laboral de personas tituladas e inscritas en el Sistema Nacional de Garantía Juvenil en Galicia y, en el segundo caso, apoyar y acompañar a las personas migrantes en el desarrollo y consolidación de sus negocios o actividades profesionales favoreciendo su integración social y empresarial en Galicia.

En la línea de estas iniciativas está cobrando especial importancia las que se aglutinan bajo el concepto de Voluntariado Educativo Corporativo. En su mayoría se trata de acciones de orientación y desarrollo profesional que pueden brindar los profesionales de las empresas a personas que están dentro del sistema educativo, desde edades tempranas hasta el postgrado e, incluso, el doctorado. Sin lugar a dudas, mejorar la educación y las posibilidades de desarrollo de nuestros jóvenes debe ser un foco de atención prioritaria por parte de las empresas, dentro de sus políticas de responsabilidad social.

Muchas de las acciones de voluntariado educativo corporativo se instrumentan a través de visitas a empresas por parte del alumnado, estancias educativas o charlas con profesionales para compartir sus experiencias y el desarrollo de su carrera profesional. Iniciativas como “Inspiring Girls” son una muestra de ello. Otras a través de programas de mentoring cuyo objetivo es la orientación vocacional, orientación laboral, desarrollo profesional y acceso al mercado laboral, con ejemplos como los citados de Deusto Alumni, Universidad de Santiago de Compostela, Fundación Ronsel o el programa de mentoring InspiraSTEAM y el programa de mentoring de la Fundación Princesa de Girona dentro de su iniciativa “Generación Talento”.

Todos ellos generan un impacto muy positivo en los jóvenes que participan: despiertan vocaciones, contribuyen a romper estereotipos, les permiten conocer diferentes sectores de actividad, empresas, perfiles y actividades profesionales, les inspiran y alientan a luchar por cumplir sus aspiraciones y propósito personal, además de que la sociedad cuenta con un talento mucho más preparado, motivado y comprometido.

Sin embargo, quienes más reciben, son quienes dan. En todos los programas de mentoring hay una constante que se repite: la sorpresa de los mentores y mentoras al descubrir que "reciben más de lo que dan": implicarse en el desarrollo de personas diferentes a ellos (por edad, situación personal y laboral, actividad, etc.)  les permite aprender de ellos, ampliar su mirada, empatizar; ver que su experiencia sirve de ayuda e inspiración a otros es muy  gratificante;  salir de su “pecera laboral” les ayuda a desconectar del trabajo, aparcar la rutina y esto es un estímulo que incrementa su motivación. 

Las empresas tienen la capacidad de facilitar la movilización del talento y energía de sus empleados en favor del desarrollo social de otros colectivos a través de su participación en programas de mentoring promovidos por entidades sociales, haciendo efectiva su responsabilidad social mediante el voluntariado corporativo. Además de poner en práctica la solidaridad, es un ejemplo de generosidad que contribuye al desarrollo integral de las personas, incrementa el nivel de satisfacción personal, potencia la inclusividad y aumenta el  compromiso de los trabajadores con la compañía y la sociedad. Esto último es de máxima importancia hoy en día en que el nivel de compromiso está bajando de manera gradual año tras año.

 

[1] “Los beneficios sociales del mentoring”. Maria Luisa de Miguel (2016). https://www.escueladementoring.com/articulos/los-beneficios-sociales-del-mentoring/

[2] “El mentoring como estrategia para impulsar la conducta prosocial”. Maria Luisa de Miguel (2023). Revista Capital Humano. nº 388. Julio 2023.

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