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En estos días, España se ha convertido en el epicentro indiscutible de la economía de impacto gracias a la celebración del GSG Summit. Este evento, considerado el más influyente del sector, ha tenido lugar en Málaga, donde líderes de diversas esferas, desde las finanzas y la empresa hasta la política, la economía social o la filantropía, se han unido para explorar cómo la innovación se entrelaza con los cambios en nuestros valores y la creciente importancia del impacto social y medioambiental.Este evento, junto con el dato contundente de que la inversión de impacto alcanzó los 2.400 millones de euros en 2021 en España, debería ser un recordatorio claro de la sólida posición de nuestro país.
3 movimientos urgentes para la economía de impacto en España

Nos hallamos en un momento propicio para asumir la creciente demanda de inversión de impacto y liderar un movimiento que aborda de frente los desafíos más apremiantes de nuestro tiempo.

Sin embargo, esto es solo el comienzo de un camino más amplio y ambicioso que debemos trazar. Necesitamos ejecutar 3 movimientos urgentes si queremos pasar del debate a la construcción de una economía de impacto verdadera.

El primer paso es establecer un fondo de inversión inclusivo que apoye a los emprendedores desde el inicio. Es fundamental reconocer que no existe espacio dentro de la inversión de impacto para los emprendedores en fases de pre-incubación e incubación.

El tamaño medio de las inversiones de impacto en España es de 1 millón de euros por operación. La banca ética y social normalmente financia los importes más pequeños (un promedio de aproximadamente 85.000 euros), mientras que los fondos de impacto invierten una media de 2,5 millones de euros por operación. Esto deja a los emprendedores que recorren el famoso “valle de la muerte” ante serias dificultades para acceder a financiación que les permita crecer y alcanzar la sostenibilidad.

Necesitamos un fondo accesible, purista a la hora de identificar a los proyectos de impacto y que ofrezca capital semilla para impulsar emprendimientos innovadores que tengan un impacto social y ambiental positivo.

Esto no es una petición, es una necesidad urgente. Al hacerlo, no solo creamos oportunidades para emprendedores prometedores, sino que también sentamos las bases para un ecosistema más vibrante y saludable.

Si queremos que este ecosistema sea más robusto no debemos olvidar que el éxito de los emprendedores de impacto depende en gran medida del apoyo que reciben de organizaciones como incubadoras y aceleradoras.

Es crucial apoyar a las entidades que impulsan a los emprendedores. Porque si no hay un tejido sólido sobre el que construir proyectos innovadores, un inversor de impacto no tiene posibilidades reales de inversión.

Hace años que desde UnLimited Spain, junto a otras organizaciones, demandamos la creación de una Alianza Nacional de Incubadoras y Aceleradoras que impulse la colaboración y la eficiencia en el ecosistema de impacto. También el Spain National Advisory Board (Spain NAB) destacó esta necesidad dentro de su informe de recomendaciones para impulsar la inversión de impacto en España, pero sin dar pasos hacia delante para su consecución.

El tiempo para la inacción ha terminado. Esta alianza debe compartir buenas prácticas, homogeneizar procesos y abordar las diversas necesidades de las empresas sociales. Además, la implementación de un programa de apoyo a través de subvenciones, respaldado por capital público y/o privado, cubriría los costes de acompañamiento y asistencia técnica proporcionados por estas entidades.

Asimismo, es necesaria la creación de un vehículo de financiación sin expectativas de retorno financiero, respaldado por capital público y/o privado, que brinde financiación a las empresas sociales en sus primeras etapas de desarrollo, desde la idea hasta la fase piloto.

Si las organizaciones de apoyo al emprendimiento de impacto trabajamos juntas podemos crear un ecosistema más unido y efectivo que fomente el crecimiento de emprendedores comprometidos con el cambio positivo, como lo demuestra el ejemplo de Gran Bretaña.

Allí, UnLtd UK, un consorcio formado por Ashoka, Community Action Network y otras organizaciones, ganó con su propuesta una licitación para gestionar los ingresos anuales de alrededor de 5 millones de libras que esta dotación permanente generaría. Cada año, UnLtd UK apoya a alrededor de 1.000 emprendedores de impacto y combina la dotación de donaciones de 5.000 a 25.000 libras con un fondo de impacto que invierte en start-ups en fases posteriores.

Por último, la colaboración entre el sector público y el privado es esencial para el éxito de la inversión de impacto. En los últimos años el ecosistema de impacto ha conseguido algunos avances en colaboración con la Administración Pública, siendo especialmente significativa la creación de una nueva figura jurídica, las Sociedades de Beneficio e Interés Común (SBIC), que reconoce las Empresas Con Propósito en España. Este marco jurídico, incluido a través de una enmienda transaccional dentro de la Ley Crea y Crece, acoge a todas aquellas compañías que generan un beneficio social y ambiental, además de un retorno económico.

Es hora de revivir estas alianzas y fortalecer la interacción entre el gobierno y los emprendedores de impacto. Esta colaboración estratégica puede allanar el camino para un marco regulatorio más claro y apoyar la creación de incentivos fiscales que estimulen la inversión de impacto.

La inversión pública en el impacto es una necesidad, no un lujo. Portugal Inovaçao Social, iniciativa del gobierno portugués que gestiona capacitación para la inversión social, alianzas para el impacto, bonos de impacto social, y fondo de innovación social ha movilizado aproximadamente 150 millones de euros hasta finales de 2020. Esto nos demuestra que la intervención pública es posible y necesaria.

En resumen, la inversión de impacto en España está en un punto crítico y es crucial señalar que el Spain NAB, entidad clave en la promoción de la economía de impacto en nuestro país, debe asumir la responsabilidad de ejecutar estas acciones y afrontar sus compromisos no cumplidos con el ecosistema de impacto. Si bien hemos logrado avances notables, debemos actuar con urgencia y determinación para aprovechar al máximo este movimiento transformador.

Los tres movimientos propuestos -un fondo inclusivo, una alianza nacional de incubadoras y aceleradoras y la colaboración gubernamental - son pasos concretos hacia un futuro donde la economía de impacto sea el motor de un cambio sostenible en España.

El GSG Global Impact Summit celebrado en Málaga es un recordatorio de que tenemos la capacidad y la obligación de impulsar la revolución del impacto. Si no actuamos, estamos perdiendo una oportunidad de oro. No podemos permitirnos esperar más. El momento es ahora, y juntos podemos transformar la economía de impacto en España en una fuerza poderosa para el bienestar de las personas y el planeta.

No es solo una agenda transformadora, sino una necesidad imperante para un futuro mejor.

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