Una organización inclusiva es aquella que procura brindar un entorno seguro para las personas trabajadoras. La sociedad ha evolucionado y es necesario que en el mundo laboral también se vea reflejada esa transformación, dotando a los equipos de personas que provengan de diferentes contextos para aportar experiencias y perspectivas distintas. Está demostrado que la gestión de la Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI) hace a las organizaciones mucho más atractivas para el talento, productivas y, por supuesto, más competitivas y rentables.
La DEI como estrategia corporativa tiene por objetivo principal el de identificar las diferencias, reconocer el valor que estas añaden a las dinámicas de la organización y ponerlo a disposición de esta maximizando el logro de objetivos.
Las empresas más inclusivas son actualmente las más atractivas para el talento y, en particular, para los y las jóvenes que buscan insertarse laboralmente, ya que son quienes más valoran la integridad y las políticas responsables. Según un informe de Deloitte, la diversidad es percibida de manera diferente según la generación a la que se pertenezca. Los millennials ven la diversidad en el lugar de trabajo como la combinación de diferentes orígenes, experiencias y perspectivas, y afirman que aprovechar estas diferencias es lo que conduce a la innovación.
DEI: una cuestión más allá del género
Tener equipos de trabajo compuestos por personas diversas debería ser lo que predomine en las empresas, sea cual sea su sector y tamaño. Las características que hacen a una persona diferente y que aportan diversidad al grupo van más allá de la cuestión de género (que, por supuesto, la incluye). Dimensiones como la nacionalidad, la diversidad funcional, los estudios previos o la edad tienen un impacto significativo en la eficiencia y productividad de los equipos.
Según un estudio de Glassdor, más hombres (38%) han experimentado o presenciado discriminación LGBTIQ+ que mujeres (28%) y concluye que la forma de discriminación más común es la etaria (por edad), que el 45% de las empleadas afirman haberla presenciado o experimentado. También lo confirma un informe reciente del Observatorio Internacional CEGOS, que señala a la edad como la forma de discriminación en el ámbito laboral europeo más frecuente.
La publicación de estudios sobre la materia por parte de consultoras y organismos internacionales como Mc Kinsey & Company, Gartner, World Economic Forum o Hardvard Business Reviewva consiguiendo que, poco a poco, las políticas DEI comiencen a incorporarse en la estrategia corporativa y se conviertan en un factor diferencial en el mercado. La consultora especializada Hays reveló que el 45% de las organizaciones afirma tener programas y políticas de Diversidad e Inclusión, mientras que un 47% posee programas enfocados en perfiles con discapacidad.
Beneficios corporativos de la aplicación de la DEI
Según un informe de Randstad, más de un 80% de los puestos directivos y responsables de RR. HH. aseguran que las políticas de gestión e inclusión de la diversidad ayudan a atraer y fidelizar el mejor talento.
Del mismo modo, las políticas DEI en las organizaciones generan condiciones de mayor progreso y mejores soluciones. Las empresas inclusivas son 1,7 veces más innovadoras. Por lo tanto, las empresas que son diversas y fomentan la inclusión no solo tienen más probabilidades de superar a la competencia, sino que también tienen casi el doble de probabilidades de ser líderes en innovación en sus industrias. Esta cualidad impacta directamente en mayor rentabilidad empresarial y un claro impacto en la Responsabilidad Social Corporativa (RSC), mejorando la imagen corporativa, abriendo nuevos mercados y previniendo crisis reputacionales.
Equidad e Inclusión, imprescindibles en los entornos de trabajo
La diversidad en el ámbito laboral se debe propiciar y es clave para las organizaciones. Sin embargo, la diversidad per se es insuficiente. Se necesita una gestión basada en la equidad que permita que personas diferentes accedan a lugares de poder, es decir, a los órganos de dirección. Y para alcanzar todo el potencial de innovación y rentabilidad que tiene DEI, falta la inclusión. La gestión inclusiva es lo que marcará la diferencia y lo que permitirá la mayor coordinación, eficiencia y productividad. De esto se trata una gestión equitativa e inclusiva de la diversidad.
Este valor diferencial aboga por potenciar el cambio hacia una mejor y más enriquecida sociedad a partir de la transformación de los entornos de trabajo, al mismo tiempo que mejora la gestión del riesgo por parte de las organizaciones.
Este es el motivo por el que las políticas DEI están recibiendo en la actualidad una mayor atención por parte del mundo corporativo que, día a día, demanda nuevas estrategias de competitividad y reducción del riesgo.