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Un año más llega el gran evento mundial para la lucha contra el cambio climático la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre cambio climático, también llamado COP por razones evidentes.

Como yo mismo antes de escribir ese primer párrafo, creo que muchos no teníamos ni idea de a qué hacían referencia estás iniciales. El desapego resulta mayúsculo, cuando el nombre completo es revelado ¿Qué es eso de la convención marco? ¿Quiénes son las partes? Sin banalizar la cuestión a un mero ejercicio comunicativo o marketiniano, el nombre mismo de esta conferencia es un reflejo de la forma en que institucionalmente se aborda el reto del cambio climático. Poder participar de la discusión requiere conocer todos los códigos propios, el argot climático de expertos, científicos y diplomáticos. No solo hay que estar versado en una lengua que para el común de los afectados por este problema no es la nativa, sino que además hay que poseer nociones científicas y matemáticas complejas para navegar en su enrevesado ecosistema.

En “Talento para la Sostenibilidad” el proyecto de empoderamiento juvenil para la participación de los jóvenes en la definición de las políticas de transición energética, buscamos salvar este problema ofreciendo la formación necesaria para dar acceso a este mundo que se nos ha vedado con el uso de circunloquios y perífrasis. No se sabe ya si de forma premeditada o por ingenua desconexión con la sociedad. Lo más notorio y preocupante, y uno de los aspectos en los que seguimos trabajando, es que esta jerga, este auténtico galimatías C-O-P supone una barrera de entrada muy apriorística, de interés mismo, que no se puede salvar simplemente con formación.

El perfil de jóvenes que se sienten atraídos por nuestro proyecto es el de aquellos que ya conocen el idioma y sus fórmulas, principalmente ingenieros. A diferencia de otros ámbitos de la política como fiscalidad, justicia o sanidad en las que todo el mundo se siente invitado a participar y opinar sin que para ello haya que ser inspector, abogado o médico, en materia de cambio climático el común de los mortales no sabe lidiar, ni quiere siquiera aproximarse a una discusión de GHG, CO2 ppm, ETS, bpm, Kwh, SDG … Más parecido a la lista de posibles nombres del próximo hijo de Elon Musk, que de un debate ciudadano.

Ante la patente desconexión el legislador recurre al siempre socorrido truco de “educar”. Que se traduce en añadir una asignatura más a la gruesa lista de contenidos esenciales (nótese la paradoja) que todos los niños deben estudiar en los colegios. Que traducido al lenguaje común significa “Esfuérzate tú para aprender mi idioma, que yo estoy muy ocupado hablando con mis amigos en la COP de Egipto”. A lo que habría que contestarles “Ehh tú, ¡¡ político!! Baja de tu pedestal. Si de verdad te importa el cambio climático, más te vale aprender la lengua de los que vamos a hacer esta transformación de la sociedad posible, antes de enfrascarte en complejos esquemas de gobernanza financiera, con los que regaras de dinero a tus privilegiados amigos que son los únicos que los entienden” (quizá sea porque son también los que los definen).

Desde Talento para la Sostenibilidad estamos tratando que ese idioma común, el que sabemos hablar todos, esté cada vez más presente en la política. Estamos impulsando un proyecto no de ley, para que las etiquetas de eficiencia energética dejen de ser “A” bueno y caro, “G” malo y barato, para que hablen nuestro idioma “Esta bombilla me sale cara, pero a la larga estoy ahorrando dinero, déjame ver cuánto me ahorraría con la otra” Porque todo el mundo entiende el lenguaje de su economía diaria, aunque en el fondo estemos hablando de potencia nominal. Este es un ejemplo sencillo del ejercicio de traducción e interpretación titánico que debemos hacer para convertir a la ciudadanía en agentes del cambio y no en financiadores del cambio: factura de la luz, paneles solares, bombas de calor, eficiencia de las viviendas… todo esto debe empezar a hablar la lengua de la conversación de barra de bar, de la peluquería o del rellano del portal.

¿Qué exijo a los responsables políticos? Que aprendan a hablar mi idioma, que se eduquen en el lenguaje de la gente. Si la transición solo la entienden unos pocos, nos toparemos con políticas ineficaces e injustas, ciudadanos suspicaces y cabreados y la pérdida de la oportunidad de una era para la auténtica transformación de nuestras sociedades.

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OpiniónCOP27

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