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Los consumidores del mercado eléctrico se encuentran ante una nueva incertidumbre con la irrupción de la excepción ibérica, una medida por la que las comercializadoras independientes hemos visto cómo se refuerza la posición de dominio de las grandes compañías y supone una amenaza de que pueda acabar con la libre competencia en el sector. Las consecuencias pueden ser nefastas y por ello, desde Feníe Energía hemos iniciado una ronda de contactos con todos los grupos parlamentarios del Congreso de los Diputados en las que proponemos enmiendas para que el Real Decreto-Ley recientemente aprobado por el Gobierno sea más justo y favorezca la libre elección en el mercado.
La excepción ibérica requiere enmiendas para evitar el fin de las comercializadoras independientes

La situación del desmesurado precio del gas, unida a la necesidad de reducir el importe de la factura de la luz, hace necesario que se establezcan nuevos mecanismos para controlarlos. Topar el mercado del gas reduciría significativamente la factura, pero con la nueva norma solo se ha generado aún más incertidumbre, ya que blinda todavía más a las grandes eléctricas.

En este sentido, la nueva norma establece diferencias según la tipología de clientes: los que están bajo el precio asociado al mercado mayorista y los que tienen contratos de precio fijo. La compensación del gas va a ser prácticamente pagada por aquellos que se encuentren en el mercado mayorista, sin importar que sea el mercado libre o el regulado, mientras que los que tengan precio fijo, dadas las complejidades del mecanismo, todavía no tienen claro si se verán mínimamente afectados o no en sus contratos.

Las consecuencias negativas que genera esta diferenciación

Al pagarse la medida solo entre unos pocos y no entre todos, muchos consumidores, con razón, se sentirán decepcionados al ver como la reducción de precios en su factura es menor de la esperada.

Pero la consecuencia más grave es la enorme ventaja que adquieren las grandes eléctricas que apenas participarán en la compensación de precios del gas. Esto se debe a que partimos de una situación donde muchas comercializadoras independientes han tenido que dejar de ofrecer precios fijos por falta de liquidez económica y energética y las grandes compañías tienen más de un 80% de sus clientes libres en una tarifa fija, con un precio inferior al del mercado mayorista. En este sentido las grandes compañías se han beneficiado de su posición dominante en generación que les ha permitido tener liquidez para la compra de energía a futuro a un precio inferior al del mercado mayorista.

En la complejidad de la norma, también se da la circunstancia de que la exención de parte de pago del gas no está relacionada con la energía consumida y pagada por los clientes finales, sino que se hará por la energía que compre cada comercializadora a 12 meses vista, es decir, las grandes compañías que pueden comprar una gran cantidad de energía a largo plazo tendrán una gran exención incluso aunque sus clientes se marchen a otra compañía y no la consuman.

En el mercado eléctrico los cambios de compañía son habituales y esto generará a las grandes compañías una ventaja competitiva muy grande, ya que dispondrán de un remanente enrome de energía exenta de pagar la compensación al gas, algo de lo que no dispondrán las comercializadoras independientes, con una posición mucho más débil en el mercado.

Las soluciones a los problemas generados por la excepción ibérica que proponemos en Feníe Energía

Dadas las circunstancias, en Feníe Energía entendemos que todavía se pueden limitar los daños que la excepción ibérica va a generar en el libre mercado, y por ello proponemos una actualización mes a mes de la energía de cada comercializadora que quede exenta de pago para que así se ajuste mejor a la energía realmente vendida a los consumidores finales.

Pero no es la única solución. En Feníe Energía también valoramos que se lleven adelante efectivamente los compromisos ya tomados por el Gobierno en el sentido de rebajar las garantías para operar que se exigen a las comercializadoras independientes y, sobre todo, que finalmente se celebren las subastas de energía previstas en las que las grandes productoras eléctricas deberán poner en el mercado libre al menos el 25% de su energía barata que ahora reservan exclusivamente para sus propias comercializadoras.

El problema es que, si no se solucionan estos problemas y lleva a la desaparición de las comercializadoras independientes, se llegará al fin de la libre competencia dejando al consumidor español totalmente indefenso y sin la posibilidad de elegir libremente.

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