Puede apreciarse que numerosas actividades empresariales, papers, guías, herramientas y artículos periodísticos están particularmente interesados en promover la sostenibilidad, pero no muchos de ellos en la búsqueda de evidencias sobre su consistencia y pertinencia.
Por ejemplo, cuando abordamos el concepto de impacto, la bibliografía (seria) que trata sobre el tema nos remite irremediablemente a la noción de “una transformación”, ya sea esta de procesos, de hábitos o de cultura, sin embargo, uno puede notar un uso generalizado equivalente entre el concepto de impacto y el concepto de resultados, aún en herramientas y guías que tratan sobre esta materia.
Ahora bien, toda transformación es multicausal, por lo que metodológicamente, cualquier transformación, requerirá que podamos aislar el fenómeno a los fines de garantizar la relación de causalidad entre la acción emprendida y la transformación lograda. De otro modo, será imposible atribuir a las acciones implementadas el logro de la transformación, ya que otras variables pueden haber también incidido para que dicho cambio se produzca, contaminando así el análisis.
Por otra parte, debemos reconocer que aislar un fenómeno, es material y metodológicamente posible, pero implica una magnitud enorme de inversión económica que costaría encontrar a alguna empresa u organización que esté dispuesta a absorberla.
Cuando, por ejemplo, se aborda el desafío de la Descarbonización de Alcance 3, o sea el proceso de implementar planes de reducción de contaminación en proveedores y subcontratistas, los desafíos de las grandes empresas son enormes, y van desde una extrema debilidad en cuanto a la cantidad y calidad de datos sobre el estado de las gestiones de sus proveedores y subcontratados, llegando hasta cierta desorientación sobre como implementar estos planes en forma conjunta.
Por ello, si bien la ciencia puede ser de ayuda, el relevamiento de evidencias consistentes es el primer paso para evitar idealismos, y diseñar una estrategia y un mapa de proveedores y subcontratados en el que se identifiquen los riesgos y oportunidades, y de allí una segmentación de la que surjan estrategias diferenciadas que se adecúen a cada categoría.
Algunos podrán sostener que es mejor no promover una mirada desafiante sobre la sostenibilidad y simplemente abordar todo lo bueno de ella. La realidad, mas temprano que tarde nos mostrará que una de las formas más fáciles de fracasar en cualquier ámbito de la vida es partir de un diagnóstico idealista. Seamos serios, por nuestro bien y el de la humanidad.