No sé si conoces esa sensación de cuando algo se te instala bien adentro y te pregunten lo que te pregunten, no puedes pensar en otra cosa. Pues a mí en estos días en los que hemos vivido momentos intensos, a la cual que absurdos en nuestro país, al pararme a reflexionar sobre el Día Mundial de la Justicia Social, que celebramos el pasado 20 de febrero, no podía pensar en otra cosa que en la reforma laboral y el salario mínimo interprofesional. Y es que la Justicia Social es un concepto que solo puede definirse a partir del hecho concreto de la injusticia social. Y la igualdad social, la igualdad de oportunidades, el Estado de bienestar, la pobreza, la distribución de la renta, los derechos laborales y sindicales, son las bases de esta justicia social.
Un salario mínimo digno es justicia social

La justicia social está basada en la equidad y la dignidad humana, y es imprescindible para que cada persona pueda desarrollar su máximo potencial y para una sociedad en paz. Es decir, no es posible una sociedad en paz, justa y una vida digna sin salarios que nos permitan una vida digna. Y el salario mínimo interprofesional todavía está lejos de permitirla.

Y es que lo que en números y porcentajes de incremento puede parecer una barbaridad. Desde 2018 el sueldo mínimo ha subido desde los 735 a los 965 actuales. ¡Un 31,29% de incremento! Si lo miramos en personas, y lo que las personas pueden hacer con ese salario, esta cantidad sigue estando muy lejos de un salario digno y justo, y no hace más que extender la figura del trabajador pobre, que es una aberración del actual sistema capitalista.

Así que como Almudena nos pedía gestos, el mío va a ser seguir reivindicando salarios justos y dignos, más allá de los mínimos interprofesionales y los convenios colectivos, que la mayoría de las veces no lo son. Y como su nombre indica, son mínimos.

Y sobra recordar en este foro que la responsabilidad social no va de mínimos, sino de máximos, de ir más allá de la ley. Y creo que en cuestión de salarios y convenios colectivos las empresas responsables tienen mucho que hacer y qué decir. En lugar de pelear en contra de una subida de 15 euros al mes para contribuir a generar más trabajadores pobres, hacer lo posible para pagar salarios que le permitan a las personas vivir una vida digna de ser vivida. He dicho.

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