La justicia social puede tener muchos ángulos de trabajo y, para mi, el que resulta más transversal es procurar una educación digna a la ciudadanía. Los gobiernos del mundo deberían apretar el acelerador con el fin de proteger y facilitar la educación, que es clave para frenar la creciente desigualdad en la distribución de la riqueza que estamos viviendo.