Todas estas acciones suponen un ahorro económico para la empresa y están al alcance de nuestra mano. En nuestra sede central, concretamente, cambiar a LED nos hizo ahorrar un 45% en electricidad.
A la hora de elaborar nuestro plan de acción, podemos aplicar las famosas 3R: reciclar, reducir y reutilizar. En ellas está la clave. Apostar por la economía circular para conseguir que los productos, los materiales y los recursos se utilicen eficazmente, y que se reduzca al mínimo la generación de residuos.
Eso sí, debemos tener claro que el peso y la responsabilidad de estos objetivos no puede recaer solamente en los proveedores, hay que definir e implantar políticas internas y de compras coherentes. No es lo mismo comprar un producto pensando en el “usar y tirar”, la denominada economía lineal, que comprar productos que fomenten la economía circular. Se trata de reducir tanto las materias primas y los consumos, como la generación de residuos, creando un bucle o círculo cerrado en el que la energía y los materiales que han sido desechados son tratados para volver a introducirse en el sistema de producción. Para promover la economía circular, en Lyreco, fabricamos tóneres remanufacturados a partir de los residuos recogidos de clientes, reemplazando componentes críticos. Con esto conseguimos reutilizar el 75% del peso de los consumibles, el resto de los residuos se reciclan.
Otro de los puntos de acción son los desplazamientos, ya sea optimizando las rutas, con vehículos ecológicos o facilitando medios de transporte colectivos a nuestros empleados. Gestos tan sencillos como usar el tren en vez del avión para acudir a eventos o fomentar el uso del transporte público, se traducen en una reducción considerable de emisiones. El compromiso de Lyreco, a nivel global, es ser neutros en carbono para el 2026. Y ya hemos empezado a trabajar en ello. Este año hemos obtenido el sello “Calculo, reduzco, compenso” por haber compensado todas las emisiones generadas en el transporte de mercancías.
Está claro que hacer negocios de forma ética y ser rentables es posible, y aunque aún queda mucho por hacer, estamos convencidos de que las empresas ya no tienen otra opción que un modelo de crecimiento sostenible. El cambio climático es un hecho y debemos actuar cuanto antes, cada pequeño gesto supone un gran cambio.