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La crisis climática es también una crisis sanitaria y cada vez contamos con más evidencias de ello. La Agencia Europea de Medioambiente destaca en un reciente informe que un 13% de las enfermedades mortales en Europa están provocadas por la mala calidad del entorno. Además la contaminación del aire es una de las principales amenazas para la salud en la región pues se estima que es la causa de más de 400.000 muertes prematuras al año, seguido del impacto de la contaminación acústica y el cambio climático (especialmente por las cada vez más frecuentes olas de calor).

En esta misma línea, el informe The Lancet Countdown on health and climate change analiza específicamente el vínculo entre cambio climático y salud humana y revela, entre otros aspectos, que:

  • El cambio en las condiciones climáticas está favoreciendo y aumentando la transmisión de numerosas enfermedades infecciosas como el dengue o la malaria.
  • En 2019, las pérdidas económicas causadas por eventos climáticos extremos fueron casi cinco veces mayor en las economías de ingresos bajos que en las de ingresos altos.
  • El valor monetizado de la mortalidad global relacionada con las altas temperaturas aumentó del 0,23% del producto mundial bruto en 2000 al 0,37% en 2018. Europa fue la más afectada en 2018, con costes equivalentes a los ingresos medios de 11 millones de sus ciudadanos.
  • El aumento de las temperaturas hace que aumente la dificultad para realizar determinados trabajos que requieren ser realizados al aire libre. En 2015, la reducción de la capacidad laboral relacionada con el calor resultó en pérdidas equivalentes a 3,9-5,9% del PIB en los países de ingresos medios-bajos monitorizados.

Estos datos revelen la importancia de poner la salud del planeta y de las personas en el centro de la acción por el clima. La actual pandemia provocada por COVID-19 ha demostrado cómo de importante es la naturaleza para la salud humana y para la economía mundial. La degradación del medio ambiente, el cambio climático o la pérdida de biodiversidad afecta a las necesidades más básicas para la salud de las personas como son la calidad del aire, el agua limpia y saneamiento o la seguridad alimentaria.

Eso constata que aquello que es bueno para el planeta es bueno para la salud humana. Sin duda, la situación actual, tan compleja y alarmante, requiere de una acción inmediata y ambiciosa por parte de todos los agentes públicos y privados. En este contexto, las empresas tienen un papel fundamental ya que, a través de una gestión interna responsable de sus productos y servicios y de sus operaciones pueden emprender compromisos que reduzcan sus impactos medioambientales y contribuyan a la salud del planeta y, por tanto, de las personas.

Con este objetivo, Forética a través del Grupo de Acción de Salud y Sostenibilidad aborda junto a 14 grandes empresas el vínculo entre salud y cambio climático y el papel de las organizaciones ante estos retos. Además contribuye a las conversaciones clave en temas de salud, bienestar y contribución de las empresas al ODS 3 de Salud y Bienestar a través de su Observatorio Empresarial ODS 3 donde recopila principales tendencias a nivel nacional e internacional y muestra buenas prácticas empresariales en la materia. 

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