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Con motivo de la publicación de los presupuestos generales del Estado 2021, Greenpeace  destaca aspectos buenos y aspectos mejorables que se pueden detectar.  Entre los apartados a mejorar, explica que dichos presupuestos   presentan cierta tibieza a la hora de abordar la fiscalidad verde. El abordaje de cambios en materia de fiscalidad debe conllevar el desarrollo de este tipo de fiscalidad. El principio “quien contamina, paga” está prácticamente ausente y España sigue estando en el furgón de cola de la Unión Europea en impuestos verdes.

Como explica muy bien Iberdrola,  la finalidad de los impuestos verdes es obligar a pagar una tasa a los contaminadores bajo el principio de quien contamina paga, de tal forma que el precio refleje también el coste de estas externalidades.  Es un buen planteamiento, porque cuando existen leyes apropiadas la sociedad va avanzando.

Otra forma más de avanzar podría ser tener en cuenta la ética: parece ser que se da la  siguiente secuencia:

1:  Descubrimientos científicos - 2:  mayor conocimiento en la sociedad -  3: mayor concienciación - 4: presión social - 5: ética.

1. Descubrimientos científicos:  La academia hace tiempo que nos alerta de los peligros que nos acechan y de las ventajas de adoptar una visión más respetuosa con la naturaleza.  Por ejemplo, Fernando Valladares , del CSIC, arguye que existen al menos tres razones para conservar la biodiversidad: aumenta la productividad, su conservación se paga con creces solo por la productividad asociada y aumenta la multifuncionalidad.

2. Mayor conocimiento en la sociedad:  un buen ejemplo de conocimiento en la sociedad es el Pacto Verde Europeo, que  propone que  hayan dejado de producirse emisiones netas de gases de efecto invernadero en 2050

3. Mayor concienciación: las empresas, como un subsistema importante dentro del sistema-Tierra, tienen un gran papel.  Zsolnai  nos explica que las organizaciones empresariales afectan el destino y la supervivencia de los ecosistemas naturales y las condiciones de vida de las generaciones presentes y futuras, por lo que la naturaleza, la sociedad y las generaciones futuras deben incluirse entre las partes interesadas de las empresas.

4: Presión social: Un buen ejemplo es el grupo noruego  Naturaleza y Juventud  que, junto con Greenpeace Noruega,  han demandado a su propio país por explotar su petróleo.

5. Ética:  Aún tenemos empresas que intentan ser vistas como éticas sin ponerse en serio a ello:   Roberts  destaca que esta "ética del narciso" es el anverso de "ser responsable de", y de hecho cada vez es más frecuente ver denuncias varias sobre actividades de greenwashing.

Afortunadamente, la ética ya no se plantea solo como algo individual, ni siquiera como algo meramente corporativo, sino que poco a poco vamos dejando atrás esa visión antropocéntrica para abrir el foco.

En este sentido,  Hatami expone que es preciso incluir a los animales no humanos y a la naturaleza en general en la teoría actual de los stakeholders para poder ir acercándonos a un equilibrio entre las necesidades / reclamaciones de cada uno de ellos, y  Lecaros Urzúa   nos ofrece una interesante revisión del concepto de ética medioambiental, poniendo el foco en  el cuidado y protección de seres vulnerables (generaciones futuras y otros seres vivos) que pueden verse afectados por las consecuencias a largo plazo de nuestras acciones y el poder colectivo característico de las sociedades técnico-industriales (responsabilidad  por, que implica deberes asimétricos y no recíprocos de cuidado).

De forma que la fiscalidad verde es algo que deberíamos potenciar para ayudar a que la secuencia mencionada se plasme cuanto antes en una nueva sociedad. ¿Apostamos por el avance de la visión antropocéntrica hacia la cosmovisión?

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