En su página web Climate Clock muestra dos relojes. Uno de ellos, en rojo y el más conocido, representa una cuenta atrás del tiempo que queda para que el impacto del cambio climático sea irreparable. A su lado, en verde, otro marcador rastrea el porcentaje creciente de energía mundial que actualmente se suministra a partir de fuentes renovables.
Los números mostrados en ambos relojes se basan en la metodología del reloj de carbón elaborado por el Instituto de Investigación Mercator sobre Bienes Comunes Globales y Cambio Climático (MCC). Este estudio fundamenta sus estimaciones en los datos del reciente Informe especial del IPCC sobre el calentamiento global de 1,5 ° C.
Los gobiernos y expertos se han propuesto como meta principal conseguir mantener la Tierra bajo el umbral de los 1,5ºC, teniendo en cuenta la rápida y cuantiosa emisión de CO2 anual. Si las medidas implementadas no consiguen cumplir este objetivo, los investigadores ponen su mira en dentro de casi 24 años, donde las estimaciones apuntan que se superará el umbral de 2ºC.
La crisis climática, por desgracia, se ha convertido en un conflicto global y multidimensional. Debemos de tener en cuenta, que estas previsiones señalan que con los niveles actuales de contaminación el daño en muchos ecosistemas aumentará a gran escala. Estos daños supondrán un agravio económico mundial cercano a los 54 billones de dólares.
El impacto de esta campaña en las redes sociales ha sido una de las claves del éxito de este proyecto. Desde el viral artículo publicado por el New York Times, hasta las iniciativas individuales promovidas a través de los hashtags: #ClimateBlock o #ActInTime. De esta manera, plataformas como Twitter o Instagram se han convertido en los principales lazos de unión de activistas por todo el mundo, creando redes de sensibilización y acción climática.
Este proyecto tuvo sus primeros pasos el pasado Septiembre en Berlín, donde fue levantado un reloj similar al de Nueva York. Además, esta campaña cuenta con el apoyo de la conocida joven activista Greta Thunberg, quien pidió por encargo el primer reloj climático portátil que todavía lleva consigo alrededor de todo el mundo.
Esta organización tiene la vista puesta en el futuro. Su objetivo principal es concienciar a la sociedad de la magnitud de la crisis climática y de este modo poder alargar nuestra línea de vida. Climate Clock quiere seguir creciendo y si todo sigue según lo previsto pondrán en marcha otro reloj climático en París el año que viene.
Climate Clock continuará siendo el altavoz de la Tierra hasta que esta sea finalmente escuchada. El planeta nos bombardea constantemente con señales de su deterioro, nos pide que actuemos para salvarlo y que no nos quedemos de brazos cruzados frente a este conflicto. Ahora la pelota está en nuestro tejado. La vida de la Tierra depende únicamente de nosotros y si no tomamos cartas en el asunto los más perjudicados seremos nosotros.