La agenda política y social está marcada por la pandemia del COVID-19 que ha dado lugar a una crisis sanitaria, económica y social sin precedentes en la historia moderna. Crisis que viene cargada de incertidumbres, tanto por la duración de la misma como por la posible solución. Ni la inteligencia artificial ni la computación cuántica ni toda la ciencia junta, que se sepa, han conseguido ofrecernos un algoritmo que nos permita predecir cuándo ni cómo llegara la solución, ni cuál es la respuesta adecuada a este desafío histórico. De partida debemos preguntarnos ¿conocemos la Agenda 2030 y los ODS? y, por otra parte, ¿qué hacemos realmente para conseguir los ODS?
La hoja de ruta para salir de la crisis debe estar marcada por la Agenda 2030

La agenda de la sostenibilidad, marcada por la Agenda 2030, nos propone una serie de objetivos a alcanzar entre todos sin dejar a nadie atrás, que bien pudiera servirnos como solución, si quiera en la parte social, económica o medioambiental e incluso en la parte sanitaria, pues habrá de garantizarse que nadie quede atrás en la sanación del virus, al menos si pretendemos vencerlo. El Plan de Acción para la implementación de la Agenda 2030 del Gobierno de España expone que “la Agenda 2030 debe ser uno de los referentes fundamentales del futuro del país y el mundo que queremos para nosotros y las generaciones futuras, que no tienen influencia en el sistema porque no votan ni consumen y, sin embargo, serán quienes paguen las consecuencias de nuestras actuaciones de hoy”.

De partida debemos preguntarnos ¿conocemos la Agenda 2030 y los ODS? y, por otra parte, ¿qué hacemos realmente para conseguir los ODS?

Según el barómetro del CIS publicado el 17 de septiembre de 2020, el 70,4 % de los españoles no había oído hablar de la Agenda 2030, por tanto, el diagnóstico es claro, lo que no se conoce no existe y difícilmente se pueden establecer compromisos y contribuciones positivas a la misma por una buena parte de la población. Porque hemos convenido que es cosa de todos, ¿o no?, o ¿es solo un compromiso dirigido a algunas administraciones públicas y a algunas empresas? y dentro de estas ¿es transversal o lo centramos únicamente en el ecosistema formado alrededor de la sostenibilidad?

El plan para salir de esta crisis global debe partir de la Agenda 2030 y para ello es necesario que sea conocida a nivel general, la formación en esta materia es imprescindible, la divulgación en medios de comunicación y sobre todo en redes sociales debe ser una actuación prioritaria, dejando claro que no es objeto de clasificación ideológica o partidaria, que lo único que persigue es mejorar el bienestar de la humanidad y la sostenibilidad global.

Efectivamente las administraciones y las empresas tienen que dar un paso adelante y liderar este propósito y, para ello, además de hacer divulgación y formación entre sus empleados, deben hacer uso de herramientas, de métricas, que sirvan como hoja de ruta para la consecución de dichos objetivos. Herramientas de certificación y gestión como SGE21, EFR o BEQUAL, que proponen en distintos aspectos la inclusión de políticas de gestión de la sostenibilidad y la igualdad de oportunidades, pero también herramientas de reporte como GRI, los informes no financieros o las propias memorias sobre sostenibilidad donde sean capaces de trasladar fielmente lo que están haciendo para conseguirlo.

En el informe sobre los ODS de 2020 de Naciones Unidas António Guterres, Secretario General de la Naciones Unidas, afirma en el prólogo “los ODS requieren una inmensa voluntad política y una acción ambiciosa por parte de todas las partes implicadas, sin embargo, los esfuerzos realizados hasta la fecha han sido insuficientes para lograr el cambio que necesitamos, poniendo en peligro la promesa de la Agenda a las generaciones actuales y futuras”.

Es el momento para hacerlo.

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