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Encuentro muy preocupante desde el punto de vista ético que la sociedad en su conjunto, construya ciertos discursos falaces y sin ningún sustento científico y que luego circulan por redes sociales y medios de comunicación .No sé si por ignorancia, avaricia, despreocupación u otros factores que, juntos y bien mezclados en la coctelera, están propiciando niveles de angustia, desesperanza y agobio en la población. Es muy grave, porque, como decía Leonardo Boff (premio Right Levelihood Award), una sociedad que decide organizarse sin una ética mínima, altruista y respetuosa de la naturaleza, está trazando el camino de su autodestrucción.

Diálogo entre un periodista y Einstein:

P: -¿Me puede usted explicar la Ley de la Relatividad?-

E: -¿Me puede usted explicar cómo se fríe un huevo?-

P (extrañado): -Pues sí, sí que puedo-

E: -Bueno, pues hágalo, pero imaginando que yo no sé lo que es un huevo, ni una sartén, ni el fuego ni el aceite.-

Este ingenioso diálogo, que se non è vero, è ben trovato, me viene a menudo a la cabeza cuando leo una y otra vez cantidad de disparates vertidos por terraplanistas,  negacionistas,  visionarios  y arribistas de toda índole, todos ellos hablando de la "Teoría de la Relatividad" como si hablaran de "freír un huevo".

Encuentro muy preocupante desde el punto de vista ético que la sociedad en su conjunto (redes sociales, prensa, televisiones…) dé  pábulo a tales sinsentidos, no sé si por ignorancia, avaricia, despreocupación u otros factores que, juntos y bien mezclados en la coctelera, están propiciando niveles de angustia, desesperanza y agobio en la población. Es muy grave, porque, como decía Leonardo Boff (premio Right Levelihood Award), una sociedad que decide organizarse sin una ética mínima, altruista y respetuosa de la naturaleza, está trazando el camino de su autodestrucción.

La situación actual es lo suficientemente grave como para que la tomemos en serio.  Desde aquí me permito exhortar a los medios para que pongan todos sus recursos al servicio de una información veraz, contrastada y útil porque una sociedad informada y formada tiene muchas más posibilidades de parar - o aminorar -  el desastre planetario que se nos avecina.

Tenemos para ello una vía de fácil acceso y escasamente utilizada:  la ciencia.  En su momento ya proclamaba Cristina Garmendia que hay que imbricar a la ciencia con la sociedad, porque de nada servirá inyectar más dinero si no se gestiona bien.

Numerosos científicos se esfuerzan una y otra vez en divulgar sus conocimientos, algo imprescindible para avanzar por la senda adecuada.  Si como sociedad fuéramos capaces de darles el protagonismo que la situación exige conseguiríamos grandes logros.  Así que me aplico el consejo de Séneca ("el camino de la doctrina es largo; breve y eficaz, el del ejemplo") y traigo aquí dos ejemplos de los esfuerzos que hacen nuestros científicos para acercarse a la población y divulgar sus conocimientos:

Antonio Turiel (CSIC) ha publicado recientemente Nadie al timón en el que analiza diferentes factores económicos, sanitarios, sociales y desastres naturales que nos apabullan, concluyendo con una frase lapidaria: No hay nadie al timón. En primer lugar tenemos que entender esto. No para cambiar el rumbo, sino para tener uno. Ayudemos desde nuestras posibilidades a que se pueda marcar el rumbo, y ese timón puede ser, perfectamente, la ciencia.

Tendencias21, a través de su Club Nuevo Mundo, arranca un ciclo que, bajo el título genérico Los desafíos del fin del mundo,   presenta un proyecto destinado a compartir con la sociedad los conocimientos críticos para gestionar la presente crisis de nuestra civilización. En la primera sesión intervendrán Fernando Valladares, Emma Huertas del ICMAN.CSIC Eduardo Costas y José Esquinas, abordando temas tan cruciales y diferentes como la desarticulación de la naturaleza, la muerte de los océanos, el descrédito de la ciencia y el fin del modelo agroalimentario.

Cada vez más científicos se esfuerzan en compartir, y eso es magnífico.  Cada uno de nosotros, desde nuestro rinconcito, podemos auparles hacia un mayor protagonismo social.  Es puro interés egoísta.  Y podemos utilizar para ello todas los medios a nuestro alcance.  Incluso en el moribundo sector de la automoción podemos encontrar ideas aplicables ahora, como la de Henry Ford: " Unirse es el comienzo; estar juntos es el progreso; trabajar juntos es el éxito".  Obviamente, sus acepciones de "progreso" y "éxito" distan mucho de las actuales, pero la idea es perfectamente extrapolable a nuestra sociedad. Entre todos lo conseguiremos, porque la forma más segura de predecir el futuro es crearlo.

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