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Hace apenas unos días, la revista Time publicaba una portada con un titular impactante: “Una última oportunidad. El año decisivo para el planeta” y algunos gráficos de indicadores globales de cambio climático dibujados en acuarelas por una artista. En pocas ocasiones, medios como este se hacen eco de temas ambientales de manera tan evidente. Algo está cambiando y, sin duda, es el mejor momento para hacerlo.

Y es que el cambio climático y sus efectos, no muestra señales de descenso. En lo que respecta únicamente a las temperaturas, este mes de mayo fue el más caluroso desde que se mantienen registros y 2020 se prevé que sea uno de los 10 años más calurosos de la historia, según los datos del Servicio de Cambio Climático de Copernicus.

De hecho, a pesar de la crisis del COVID-19, que ha provocado una disminución de las emisiones globales en un 6% (además de preocupantes consecuencias para la salud y economía a nivel mundial), organizaciones como la OMS lo califican más como un “hito puntual” que como una tendencia real, esperando incluso un repunte en emisiones en lo que queda de año.

La ciencia lo tiene claro desde hace décadas, y así lo reportaba en su último informe del año pasado el IPCC: es absolutamente urgente reducir las emisiones (en un 45% para el año 2030, y en un 7,6% anual según las estimaciones) y limitar el aumento de temperatura a 1,5ºC. Objetivos ambiciosos pero imprescindibles para asegurar nuestras vidas y las de nuestras generaciones futuras.

En este compromiso y acción global conjunta, las empresas tienen un rol fundamental. Por ello, desde el Clúster de Cambio Climático de Forética, formado por 58 grandes empresas, comprendimos que en 2020 debíamos pasar a la acción. Debíamos inspirar, ayudar y orientar a las empresas a convertir sus compromisos en acción a través de la transformación de sus modelos de negocio, cadenas de suministro y productos y servicios, y haciendo posible la neutralidad climática.

Así, durante el mes de julio en el marco del Clúster, hemos llevado a cabo seis talleres empresariales para abordar de manera práctica y tangible, a través de la experiencia empresarial de los líderes del grupo (Bankinter, Grupo Cooperativo Cajamar, IKEA, LafargeHolcim, Naturgy y Nestlé) y del resto de participantes, cómo avanzar hacia una economía baja (y neutra) en carbono.

En ellos, y tomando como referencia el trabajo realizado en 2019 identificando las claves para la transformación empresarial hacia una economía baja en carbono, los talleres se han enfocado en:

  • El establecimiento de objetivos climáticos basados en la ciencia: ayudando a las empresas a entender cómo alinear de manera práctica sus estrategias de cambio climático con los escenarios propuestos por la ciencia, abordando la metodología de los science-based targets (SBT).
  • La reducción de emisiones: compartiendo experiencias alrededor del cálculo de la huella de carbono, las opciones técnicamente viables para la reducción de emisiones o los retos y las oportunidades de establecer planes de reducción, entre otros aspectos.
  • Los riesgos climáticos y la importancia del reporting: abordando la relevancia de incorporar el cambio climático en la planificación estratégica y financiera de las compañías y los mecanismos para hacerlo; además de avanzar hacia un reporting climático que tenga en cuenta esta perspectiva, profundizando en cómo aplicar este enfoque según las recomendaciones del Task Force on Climate-related Financial Disclosures (TCFD).
  • La innovación en la financiación climática: poniendo sobre la mesa algunos de los productos financieros (como bonos y préstamos verdes o fondos de ISR) a disposición de las empresas para el desarrollo de proyectos y estrategias alineadas con los objetivos climáticos; así como las herramientas que el sector financiero está considerando para alinearse con el objetivo de neutralidad climática.
  • La transición energética: como eje fundamental de la descarbonización de la economía, y en las exigencias crecientes del mercado y la sociedad en este sentido. Se hizo foco en la importancia de la innovación, en las energías renovables disponibles, en cómo abordar la eficiencia energética o en el papel de la tecnología para avanzar de manera más rápida en esta senda.
  • Las soluciones basadas en la naturaleza: poniendo de manifiesto el importante potencial que una naturaleza sana tiene para la mitigación del cambio climático (en torno a un 30% de la reducción de emisiones necesaria) así como para favorecer la adaptación al cambio climático globalmente. Para ello, se compartieron experiencias, proyectos y herramientas para hacer posible la integración de las SbN en las estrategias climáticas de las empresas.

Los diferentes ángulos abordados y las conversaciones mantenidas en estos talleres nos han permitido entender algo fundamental. Si bien aún hay retos para avanzar en el desarrollo de soluciones climáticas o la implementación de proyectos, existen enormes oportunidades (económicas, reputacionales o de posicionamiento de mercado) y magníficas herramientas para dar un paso más allá y transformar decididamente los modelos de negocio actuales en línea con los objetivos de neutralidad climática para el año 2050.

Tenemos por delante la década decisiva, quizá la última, para repensar cómo nuestra vida y nuestras actividades deben desarrollarse sin superar los límites ecológicos del planeta y aprovechar la oportunidad que la crisis del COVID-19 nos ha proporcionado, paradójicamente, para hacer esa reflexión. ¿Estamos dispuestos a dejar pasar este tren?

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