Hacía solo días que había llegado a la capital y por recomendación de una amiga en común, también de Argentina, le escribí. Me dijo que le escribiera al llegar, que seguro él me iba a orientar y a abrir puertas. Y no se equivocó.
Madrid siempre va a ser Jordi para mí

Me bajé un poco desorienta del metro, hacía menos de una semana que había llegado. Quedamos en su casa, hablamos mucho. De todo un poco, de rsc, de comunicación, de política y hasta de su viaje a la Patagonia. Se río de mi acento argentino desde ese primer encuentro hasta el último lunes que hablamos por video llamada. Íbamos a ir a comer al retiro con Almu para celebrar que ya podíamos salir. Desde ese primer día, hasta hoy sólo me abrió puertas y me dio buenos consejos.  Me acuerdo que cuando me fui de su casa esa tarde de noviembre, me dijo que quería que trabajara con él, que ya iba a encontrar la forma, pero que mientras tanto, lo mejor y más valioso que podía hacer por mí era presentarme a las MAJ. Y cuánta razón tenía. Su dream team de mujeres hermosas y fuertes, “todas cracks”, como él decía.

Por las vueltas de la vida, efectivamente terminé trabajando con él, en su querido Diario Responsable junto a la imprescindible de Almudena. Cuando Brezo se fue me lo dijo muy claro, “es como trabajar en familia”, y si, tenía razón. Diario Responsable es un poco una gran familia de lazos de afecto que Jordi fue creando y a la que tuve la suerte que me invitara.  Cuando comenzó la pandemia del coronavirus yo estaba muy preocupada por Argentina, a la distancia el miedo se hace más grande. Una mañana, Jordi me llamó y me preguntó cómo estaba, yo no le dije mucho, pero él se dio cuenta. Es que él se daba cuenta de las cosas a veces sin que se las dijéramos. Me dijo que no me preocupara, que todo esto iba a pasar y que no dudara ni un segundo en llamarlo por cualquier cosa, que para lo que necesite contara con él, “como si fuera un padre”.  Y así lo sentí siempre, que tuve la suerte de tener ese padrino catalán en mi llegada a Madrid. Con la generosidad de los grandes. 

Durante los meses que trabajamos juntos, aunque pocos, aprendí mucho. Además de rsc, de poner titulares cortos y disruptivos, de siempre animarme a cuestionar todo y de no usar tantos adjetivos, “es que ustedes los argentinos sí que exageran todo, saca la mitad de esos adjetivos” me retaba muchas veces. Aprendí de generosidad. Algo que no se enseña en los másters. 

Leo los mensajes de todas tus amigas y amigos y lo compruebo. Quienes tuvimos la suerte de caminar cerquita tuyo vivimos esa generosidad inmensa. Si, inmensa Jordi, no te enojes por el adjetivo.  Nos dejaste un hermoso regalo, un legado de seguir construyendo redes, lazos, desde la solidaridad y por la justicia social. Y así lo haremos. Es que fuiste sembrando muchas semillas que seguiremos floreciendo en tu honor.

Para mí Madrid siempre vas a ser vos. Nos debemos el almuerzo en el Retiro y un abrazo.  Dicen que las despedidas son la distancia entre dos abrazos, así que hasta el próximo, Jordi querido.

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