Durante más de dos décadas, desde distintos espacios empresariales, muchos especialistas hemos estado promoviendo el concepto de vinculación entre la RSE / Sostenibilidad y el negocio, advirtiendo que una gestión deficiente en materia de riesgos con triple enfoque (económicos, sociales y ambientales), o peor aún, una ausencia de dicha gestión, generaría más temprano que tarde un impacto irreparable en la actividad empresarial.
Las luces amarillas y rojas en el tablero nunca dejaron de titilar…Pero los comandantes de las naves decidieron hacer caso omiso a los avisos, en una alta proporción por el hecho de que la advertencia no se podía comprobar del todo con métricas y datos científicos; pero resulta que la Economía, a pesar de valerse de ciencias que son más o menos exactas, sigue siendo una “Ciencia Social”, en la cual, numerosos efectos no pueden explicarse por causas meramente matemáticas.
En la base conceptual de los postulados de la RSE / Sostenibilidad, yace la gestión prospectiva, entendida como esa capacidad de gestión que contempla la identificación temprana de riesgos e impactos, el diseño de estrategias para cada tipo de escenarios y la asignación de recursos para viabilizar esas estrategias.
En una actividad virtual del BID de la semana pasada sobre el Día de la Tierra, un especialista en resiliencia y emergencias climáticas, aportó el dato de estudios de la Organización Mundial de la Salud, que aseguran que por cada dólar invertido en la política pública destinado a prevención y mitigación, se generan ahorros de cuatro dólares. ¿Por qué pensar que la actividad privada tenga un comportamiento diferente?
Pero tenemos que llegar al año 2019 para anoticiarnos por medio del documento de la Business Roundtable que reúne a los CEO de las mayores 181 empresas de Estados Unidos, que ahora dicen asumir “un cambio radical” sobre el objetivo de sus empresas. Al parecer, recién ahora están comenzando a reconocer que la doctrina de Milton Friedman no les está dando resultados…
Otro “hallazgo”, puede encontrarse en las famosas declaraciones de Larry Fink, Presidente del fondo de inversión BlackRock, uno de los más grandes del mundo, que ahora, preocupado por las inversiones de largo plazo, comienza a despertar a la idea de que el capitalismo puro y duro, ya no le ofrece garantías de rentabilidad.
Todos estos documentos y declaraciones, son resonantes por el hecho de quiénes dicen lo que se dice, pero evidencian una profunda deficiencia en la capacidad de lectura de la oportunidad.
Por último, y nada menor, la actual circunstancia de pandemia y casi parálisis de las actividades económicas. ¿Esto podría haberse evitado? Tal vez no, pero al menos si las luces del tablero se habrían tomado en cuenta, las empresas podrían haber amortiguado el impacto de la crisis.
Los que rechazaban al concepto de la RSE / Sostenibilidad, menoscabando su consistencia, resistiéndose a cambiar con argumentos de moda o greenwashing, hoy tienen una lección dolorosa que aprender, pero que es un aprendizaje imprescindible.
No se puede prosperar indefinidamente en un entorno que se deteriora sostenidamente en aspectos sociales y ambientales.
Ojalá, la lección, aunque tardía y dolorosa, se convierta de una vez por todas en aprendizaje.